Coge una coctelera y mete dentro una página web de comercio electrónico y una red social. Agita. Revuelve. Bien fuerte. ¿Resultado? El futuro. No, el presente. 2011.
Acaban de nacer y ya todos somos usuarios de al menos una red social. Además, cada día pasamos más tiempo dentro de ella.
Por otro lado está el comercio electrónico. Y se ha hecho social. Ya han pasado los días en los que el comercio electrónico era una práctica privada, solitaria, en la que no había comunicación.
Los primeros en darse cuenta de ello han sido los outlets online. Páginas web donde se ofrecen productos con grandes descuentos ofrecidos solo a sus miembros y por un periodo de tiempo limitado. Estas páginas web confían totalmente en las conversaciones online para que sus clientes se decidan a comprar. Esto es muy inteligente, porque para la mayoría de los consumidores el “consejo personal de sus amigos” es la fuente de información más influyente para ellos a la hora de decidirse a comprar algo.
Pero a esto todavía se le puede dar una vuelta de tuerca. Y lo ha hecho, por ejemplo, Groupon. Cada día está presente en más ciudades. Y sus miembros cada día reciben un email con una grandísima oferta ofrecida por un negocio de su ciudad. Groupon ha integrado en su página web herramientas que permiten a sus usuarios compartir fácilmente sus compras y sus recomendaciones con sus amigos en Facebook y en Twitter.
Esto es un cambio en el sistema sin precedentes. Porque las compañías están perdiendo el control sobre el mensaje de sus marcas. Esa responsabilidad ahora recae en las manos de la red social.
Ahora es el momento para las nuevas “tiendas sociales”. Estás a tiempo de lanzar la tuya.