Los que hemos tenido la suerte de probar la Melanzane alla Parmigiana en Napoles,
será muy difícil de poder igualar semejante sabor.
En primer lugar, porque tanto las berenjenas como los tomates del sur de Italia, por su clima,
tienen un sabor especial y la mozzarella...
después de haber probado la mozzarella Napolitana, no dejo de preguntarme
por qué a lo que nos venden aquí, lo llamamos mozzarella...
Y claro está, un plato típico de un país, es difícil de igualar.
Lo mismo sucede con la pizza napolitana,
podremos intentar y utilizar la misma receta, pero el sabor...
es comparar el día y la noche o intentar degustar una buena fabada en Italia 😂
En esta ocasión, y después de haber comido varias veces esta maravilla de plato,
he intentado repetir la receta de una amiga italiana, y puedo decir que, como comento anteriormente,
no es lo mismo, pero está buenísima.
Eso sí, para que el plato sea un éxito, es importante que los ingredientes sean de la mejor calidad posible.
El queso tiene que ser Grana Padano o Parmigiano Reggiano, la mozarella, a ser posible que sea de muy buena calidad (la de los supermercados, no lo es) y por supuesto, el basílico (albahaca), no puede faltar.
Como en todas las recetas,
cada maestrillo tiene su librillo y en esta receta, hay pequeñas variaciones.
Hay quien echa huevo batido entre las capas,
otros rebozan en harina y huevo las lonchas de berenjena
y otra modalidad es no utilizar el huevo en ninguno de los casos, que es lo que yo hice.
Sea la que sea la modalidad elegida,
el resultado de este plato es un manjar ;-)
- un ramillete de albahaca
- queso Grana Padano o Parmigiano Reggiano
- Cortar las berenjenas de 3/5 mm. de grosor, en sentido longitudinal.
- Colocar capas en un colador y salar con abundante sal gorda. Dejar que suelten el agua durante 30 minutos tapando con un plato y colocando algo de peso sobre ellas para ayudar a que suelten mejor el agua.
- Mientras se espera a que las berenjenas pierdan el agua, ir preparando la salsa de tomate:
- Poner una o dos cucharadas de aceite de oliva en una cazuela (se utiliza muy poca cantidad de aceite para evitar que la melanzane quede muy aceitada) y añadir la cebolla cortada por la mitad y los ajos con la piel un poco chafados.
- Dorar un poco la cebolla y los ajos y añadir el tomate rallado.
- Freír a fuego no muy alto durante 30 minutos. Sacar la cebolla y los ajos y reservar la salsa.
- Pasado el tiempo de reposo de las berenjenas, aclarar con abundante agua fría (ya no absorberán más agua), y secar con un paño o papel absorbente.
- Freír en abundante aceite de oliva caliente hasta ver que doran, y secar con papel absorbente (es importante ir secando bien el aceite sobrante, para evitar que el plato resulte muy fuerte).
- Una vez fritas todas las berenjenas se pasa a iniciar el montaje del plato de la siguiente manera:
- Echar dos o tres cucharadas de tomate y unas hojas de albahaca en el fondo de una fuente de horno y disponer sobre la salsa una capa de berenjenas solapadas. (A la parmigiana, lejos de referirse al queso parmesano, esta palabra viene de "Parmiciana", que es como llaman a esas persianas de láminas tan típicas de la Italia meridional)
- Espolvorear con queso rallado y añadir 2 ó 3 rodajas de mozzarella y unas hojas de albahaca (no hay que echar demasiada mozzarella en cada capa).
- Repetir el mismo procedimiento hasta terminar todos los ingredientes.
- Meter en horno precalentado 30 minutos, a 180º
- Dejar reposar para que se impregnen bien todos los sabores. Este plato no se suele tomar muy caliente precisamente, para que los sabores se mezclen bien entre sí. Si se toma al día siguiente, cuando haya reposado unas horas, sabrá mucho mejor.