El siglo XX daba sus últimos coletazos y extendía la mano para dar el testigo al XXI. Toda esta maniobra se realizaba bajo los acordes de una música que se convertiría en inmortal, si no lo era ya antes de esto.
A virxen de Guadalupe
Cuando vai po la ribeira
Cuando vai po la ribeira.
En las gradas de Balaídos se escuchaba esta sintonía entre los aficionados, pero los compases llegaron a extenderse hasta el mismo césped. Bajo la batuta del director Víctor Fernández, la virtuosa orquesta se empeñaba en tocar, de forma sublime, la excelsa melodía que distinguía al club olívico.
Descalciña po la area
Parece una rianxeira
Descalciña po la area
Parece una rianxeira.
El continente europeo quiso imponer sus condiciones y mandó grupos con músicos tan excelentes como Enke, Maniche, Poborsky, Joao Pinto o Nuno Gomes, bajo la dirección del prestigioso Jupp Heynckes. Pero el esfuerzo fue estéril. Cada fado era respondido con una descomunal pieza interpretada por las trompetas de Dutruel, Berges, Cáceres, Coira, Djorovic, Juanfran o Sergio Fernández.
El fado salió ampliamente derrotado por 7-0.
Ondiñas veñen, ondiñas veñen
Ondiñas veñen e van.
Aleksandr Mostovoi (lavozdegalicia.es)El todopoderoso mando europeo no podía consentir tal desatino. Decidió combatirlo con toda la artillería, nada más y nada menos que la prestigiosa ópera italiana.
Formó la madre de todas las orquestas para reunir a maestros como Van der Sar, Montero, Zambrotta, Conti, Davids, Del Piero o Kovacevic.
Pero no lo creyeron suficiente y añadieron a todo un genio: Zinedine Zidane.
Los gallegos no se arredraron y prepararon a fondo su escuadrón de flautas. Celades, Giovanella, Karpin, Makelele, Mazinho o Mostovoi ensayaron durante semanas para hacer frente al ejército enemigo, muy poderoso esta vez.
En tierras italianas, la Juventus venció por un gol a cero. Pensaban los italianos que eso sería suficiente pata acallar la música de las gaitas, pero nada más lejos de la realidad.
A barquiña que a leva
Era de pao de laranxo
A barquiña que a leva
Era de pao de laranxo.
Víctor preparó a fondo su batuta. Con un enérgico gesto, autorizó la entrada de sus violines.
Gustavo López, Revivo, McCarthy y Turdó entonaron una melodía imparable que hizo bailar a los italianos al son del canto gallego, 4-0.
A partir de entonces, la rianxeira fue conquistando, poco a poco, los rincones del viejo continente para establecerse como una de las sintonías de moda.
Nomte embarques rianxeira
Que te vas a marear.