Melody’s Echo Chamber: Anuncia su segundo álbum Bon Voyage

Además presenta su nuevo vídeo Breathe In, Breathe Out

[Redacción] @ecosdelviniloMelody’s Echo Chamber (aka Melody Prochet) confirma que su segundo álbum Bon Voyage saldrá el 15 de junio. Compuesto por siete temas, Bon Voyage marida la voz soprano de Melody con excursiones sonoras salvajes, siempre atado a un groove enfático mientras entrega sus fábulas de búsqueda espiritual y curación emocional en múltiples lenguas (francés, inglés, sueco).
Melody además presenta el videoclip Breathe In, Breathe Out. Tras regresar a al conservatorio de su infancia para aprender la batería a los 30 años de edad, Breathe In, Breathe Out es la primera canción en la que Melody tocó la batería. Prochet agrega: “Es especial. Estoy acostumbrada a grabar con maestros de la batería y a aceptar mi talento para tocar como imperfecto pero con la intención correcta, fue algo grande para mí.

Dirigido por Daniel Foothead, el video animado nos invita a un universo mágico y místico, mientras seguimos a un peregrino en búsqueda de su fuente de inspiración y luz, su musa.Bon Voyage es un disco colaborativo entre Prochet y Reine Fiske de Dungen y Fredrik Swahn de The Amazing  con Melody esculpiendo y produciendo las sesiones, además de invitar a los colaboradores a experimentar, a menudo con instrumentos con los que no están familiarizados. También cuenta con los invitados especiales Gustav Esjtes y Johan Holmegaard (ambos de Dungen) y Nicholas Allbrook (Pond).
Bon Voyage se adentra a la psique musical colectiva de Melody sus compañeros suecos, a quienes conoció un verano en Angers en 2015. Prochet describe a los miembros de Dungen como “almas gemelas y seres extremos, intensos y sensibles". Estas almas soñaban con hacer música juntas y luego Prochet se mudó a Suecia durante el invierno de 2016 para comenzar su aventura. Sobre trabajar en los bosques de Solna, Melody dice: “La naturaleza sueca me ayudó a respirar y me calmó en momentos de ansiedad. Tuve un bosque majestuoso con un lago a tres minutos caminando de mi casa. Grabar las sesiones fue un  descanso en nuestras vidas, un escape de nuestras frustraciones como jóvenes adultos, padres, músicos y amargados malabaristas de la vida. Lo que transpiró fue una especie de cuento de hadas de la época moderna, lleno de dualidad: hermoso y desencantado, feliz y doloroso, interno y externo, infantil y maduro, pero también violento y medido. No teníamos límites y nos salimos de nuestras zonas de confort”.


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