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Memorias de África con evocadora pasión cinéfila

Publicado el 24 mayo 2013 por Fimin

Memorias de África con evocadora pasión cinéfila

24 de Mayo del 2013 | etiquetas: Crítica, Estrenos Semanales

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Sucede a veces, una película con marcado sello autoral traspasa las fronteras del nicho y se convierte en un éxito a pequeña gran escala. "Tabú" un film turbador, poético y misterioso conquistó el Festival de Berlín, triunfó en la taquilla francesa y sorprendió en su estreno en cines españoles. Hoy ya podemos disfrutar de una de las mejores obras de 2012. En Alta Definición.

¿De qué va?

Tabú, obra que comparte nombre y turbadora fuerza poética con la visión de los mares del sur de Murnau, viaja del Portugal de hoy al África colonial a través de la historia de una temperamental señora, su doncella de Cabo Verde y un vecino de su mismo bloque lisboeta. Cuando la anciana muere, los otros dos descubren un episodio de su pasado: un folletinesco cuento de amor, aventuras y crimen ocurrido en África.

¿Quién está detrás?

Es la nueva joya del responsable de la magistral "Aquele Querido Mes de Agosto". Miguel Gomes, inclasificable cineasta portugués cuyo cine es capaz de subirse al corazón de Rivette, al tren (de sueños) del penúltimo Godard o a la noche americana de Truffaut. Ver una película de Miguel Gomes es internarse en un camino desconocido, lleno de recodos, túneles y jardines secretos. Haciendo valer el concepto de aventura para el visionado de una obra cinematográfica, Gomes siempre provoca que terminemos en un lugar sorprendente.

¿Quién sale?

Teresa Madruga, Laura Soveral, Ana Moreira y un cocodrilo deprimido, encabezan el reparto

Memorias de África con evocadora pasión cinéfila

¿Qué es?

Unas "Memorias de África" rodadas por Apichatpong Weerasetakuhl

¿Qué ofrece?

Una historia de amor y crimen ambientada en una África que podría haber salido de una película de aventuras está entre las mejores películas del año. De hecho, no es coincidencia que el título sea el mismo que el de la mítica película de Murnau, tampoco que esté rodada en un nostálgico blanco y negro ni que coquetee con el cine mudo. Bajo estás sugerentes premisas, el director de la magistral “Aquele Querido Mes de Agosto” despliega nuevamente su inconfundible  y desatado dispositivo cinematográfico, en el que da cabida incluso a un cocodrilo deprimido o a un bizarro guiño dedicado a "Las Nieves del Kilimanjaro", recordándonos que para él no es posible rodar cine sin incidir en su propia historia, al igual que para los extravagantes y nostálgicos personajes que protagonizan la primera parte de la película en el Lisboa de nuestros días, su único motor de vida sea la segunda parte del film situada en un África 50 años atrás, que no es otro que el recuerdo de una exótica vida pasada que funciona como una apasionante mirada poética al colonialismo y un inmejorable homenaje al cine primitivo y al cine clásico de amor y aventuras que nos viene narrado con ese aire de aventurero de otros tiempos, reuniendo a los niños alrededor de una fogata para contarles historias extraordinarias.

Memorias de África con evocadora pasión cinéfila

Y yo mismo podría ser uno de esos niños, dejándome llevar presa de la más absoluta devoción tras ser vorazmente cautivado por este entrañable torrente cinematográfico y acabar concluyendo en dos básicas reflexiones. La primera, que gane o no, posiblemente sea la mejor película vista en sección oficial de esta Berlinale, la segunda, que con tan solo tres películas en su haber, Miguel Gomes ya es, por derecho propio, uno de los grandes nombres del cine de autor contemporáneo.

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