Memorias de mi infancia: la noche de Reyes

Seguro que no os creeis que sigo sin dormir la noche de Reyes. 

Cuando hago memoria de todas las noches de Reyes que he vivido (29 para ser exacta!) no recuerdo todos los regalos que he recibido. Bueno, recuerdo uno en concreto. Una guitarra eléctrica. Y si preguntáis a mis vecinos seguro que también se acuerdan de la “guitarrita” sonando de madrugada. Lo siento, no lo pude resistir.

Desde que soy madre me preocupo para que esta noche sea mágica y que no falte nada. Preparar cada detalle de manera meticulosa para que, a la vista de mis hijos, sea mágica. Seguro que todos los padres hacemos lo mismo. 

Pero realmente me cuestiono si nuetros hijos se van a acordar, cuando sean mayores, de la marca de champán que poniamos o de cuánto turrón cabia en el plato. Yo, no me acuerdo. 

De lo que si me acuerdo es de los nervios. De tener que ir pronto a dormir y no despertarme por miedo a no recibir nada. De esperar que se acordaran de mi y de todo lo que les habia pedido durante ese minuto que tuve cuando fui a verles al Corte Inglés.  Si que me acuerdo de despertar a mis padres a grito de “YA HAN LLEGADO LOS REYES!”. Si que me acuerdo de los calcetines que traían todas (pero que TODAS) las veces en casa de mi abuela para mi padre. 

Y también recuerdo el olor a castañas por la calle y el frio. Recuerdo como las castañas me calentaban las manos (aunque luego nunca comia las castañas). Y sentía la necesidad de correr a casa porque iban a venir los Reyes Magos y yo tenía que estar dormida. Nervios dulces de navidad. 

Tengo un dulce recuerdo de la noche de Reyes. 

Soy victima de una madre que si que se preocupó por los pequeños detalles. 

¡Gracias Reyes Magos por ser cómplices de tener una infancia feliz!