Revista Cultura y Ocio

Mentira podrida

Publicado el 06 febrero 2020 por Molinos @molinos1282
Mentira podrida«Cualquiera puede sacar una hora para dedicarle al deporte».«Dedica veinte minutos a meditar».«Cambia las fundas de los cojines de tu sofá, (perdón, esto no se dice así, se dice, cambia los textiles) porque con eso le darás un nuevo aire a tu salón». «¿Por qué no mandas tus fotos a imprimir con este código de descuento a esta web tan maravillosa que te hará llegar un libro  con las fotos del pasado verano con tus hijos?». «Dedica tiempo a tus hijos, charla con ellos, sin prisa, sin hacer nada más». «Es facilísimo planear la alimentación para que sea sana, fácil y os haga ir a todos con cara de haber tenido un orgasmo». «Querer es poder».
Vivimos rodeados de mensajes en redes, en prensa, en radio, en programas infectos de televisión, en publicidad, que giran alrededor de la mayor mentira de la sociedad actual: organízate y tendrás tiempo para todo.
Mentira. Como diría mi yo de seis años: mentira podrida. 
No, no hay tiempo para todo porque la vida diaria no es solo lo que planeas, es lo que te asalta. No vas a trabajar y vuelves a casa y tienes una sucesión de tardes exactamente iguales, una sucesión de horas libres que solo tienes que "organizar". Para nada. Hay que ir al dermatólogo, y a recoger unos análisis, y a recoger a una hija a fútbol y a llevar a la otra a comprar unas mallas de baile, y tienes que ir al dentista y poner la lavadora y planchar, y pensar la comida que dejas hecha para mañana y tienes que llamar sin falta a tu madre.Y bajar a la farmacia y al contenedor de vidrio. Y hay una reunión del colegio y tienes que hacer la compra, y recoger un libro que encargaste en la librería, y tirar cosas en casa porque estás haciendo limpieza y hacer una copia de seguridad del portátil porque de hoy no puede pasar porque hace seis meses desde la última vez y tienes que llamar a tu amigo Paco porque está en el hospital con su hija, y te tienes que cortar las uñas de los pies porque pareces un aguilucho lagunero. Nada de todo eso es importante pero hay que hacerlo todo y todo consume tiempo, ese supuesto tiempo que deberías tener organizado. Y no puedes planearlo porque no se planea la vida, vivir consiste en sobrevivir a su atropello. 
La vida no es organizarse, el día a día consiste en llegar a la cama y darte cuenta de que has conseguido leer diez minutos a la hora del desayuno, has dejado la cocina recogida y el cesto de la plancha vacío. Consiste en darte cuenta de que has tenido una sobremesa de cuarenta minutos tras la cena, porque tus hijas no paraban de contarte cosas atropellándose la una a la otra. Consiste en darte cuenta de que ni tienes que hacer ejercicio todos los días, ni va a pasar nada porque mañana tus hijas coman macarrones con chorizo en vez de ensalada de legumbres, ni es el fin del mundo que tus textiles sigan siendo exactamente los mismos que hace quince años. 
La vida consiste en hacer lo que no puedes evitar y conseguir sacar algo de tiempo para lo que, de verdad,  te gusta. La buena vida consiste en tener tiempo para no hacer nada. 

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