Una grata sorpresa para cualquier paladar que merodee el buen gusto. La última película del director Roger Gual -Goya a Mejor Dirección Novel 2002 por Smoking room- sabe deleitarse en la diversidad y el buen hacer de sus personajes. El público deberá dejarse guiar a la mesa y sentirse un comensal con una reserva muy especial.
La trama gira entorno a una pareja que reservó mesa en un restaurante de alta cocina hace más de un año. En el transcurso del tiempo, el amor se acabó pero la reserva siguió su curso, por lo que se volverán a encontrar en una cena que será también la última del local, tras anunciar su cierre definitivo. Durante la noche de despedida, concurren todo tipo de personajes, algunos algo encorsetados, cada uno con una función específíca: desde una Marta Torné petarda y divertida hasta un Santi Millán natural y convincente como presentador de un tv show. La última cena sacará a relucir los platos sucios de cada uno de los asistentes y sabrá proporcionarles los cubiertos apropiados para cada caso.
Con una fotografía contemporánea y fresca, Gual transporta al espectador a la cena y le hace degustar todo tipo de platos inesperados, tanto gastronómicos como cinematrográficos. Un trilingüismo maravilloso -catalán, castellano, inglés- otorga ritmo y un toque de genuidad a una trama que quizá habría sido más plana de no contar con tantas caras conocidas. A pesar de recurrir a unos casi ineludibles clichés en el formato de la historia, el menú es ligero, consistente y convence.