Aquí me tenéis de nuevo, después de varios días de fiesta acompañados de otros temas que prefiero no mencionar. En esta vida no se puede ser feliz nunca, siempre hay quien o quienes lo estropean todo, menos mal que aún queda fortaleza interna (poca ¡eh!) para ir superando baches y no sería justo que me quejara pues hay cosas infinitamente peores.
Cuesta un poco volver a la rutina de antes, meterse en el papel que voluntariamente me he asignado ¡Y cómo no! otra vez tengo que agradecer a mi marido y a mis hijos el estar subiendo otra receta, ellos han insistido en que vuelva a publicar y aunque no hace mucho os traía una de dulce ¡pues hoy, otra! ...de dulce-salado, a ver si pasan las malas rachas y como cantaba la Poppins si hay "algo amargo" con azúcar pasará, jajaja.
Ingredientes:
- Pimientos del piquillo, escurridos del agua 240 g.- Azúcar blanquilla 120 g.- Aceite de oliva 1 cda.- Vinagre de vino blanco 1 cda.- Agua 4 cdas., ó 4 cdas. del líquido de la conserva.
Elaboración:
Dejamos escurrir los pimientos en un colador y reservamos el líquido sobrante.
Calentamos el aceite y sofreímos tres minutos los pimientos cortados en tiras gruesas. Incorporamos el azúcar, el vinagre y el agua o caldo. Disolvemos y cocemos a fuego bajo sin parar de mover (bueno, un ratillo corto vale, pero sin perderla de vista) durante veinte minutos.
Retiramos del fuego y trituramos con cuidado para no salpicar y que nos queme.
Volcamos en un recipiente de cristal o loza y dejamos que enfríe. Después tapamos y metemos en el frigo hasta usar. Como he dado poca cantidad no será necesario envasarla para conserva.
Servirla con queso fresco de cabra es una muy buena idea, son excelentes compañeros.
Un beso y abrazo fuerte para todos los que me seguís y para todos los que me veis, me sentiré feliz al contar con vosotros. Que este año os dé lo mejor.