Al igual que la mermelada de pimientos verdes, la mermelada de tomate es una mermelada que va bien con casi todo. Para preparar unas tostas con jamón, un pastel salado, acompañar un buen paté, y porqué no, también sola.
Tanto la de pimientos como la de tomate, la utilizo mucho con la trenza de hojaldre, que es un aperitivo que no falta ya en ninguna reunión familiar. Y también casa estupendamente con los saquitos rellenos de mermelada que prepara Nieves.
Si os animáis a hacer la mermelada, tenéis que tener en cuenta que dependiendo del tipo de tomates que uséis los tiempos de coción pueden variar. Depende de si tienen más o menos jugo. En la explicación de la receta os dejo un truco para comprobar si la mermelada está en su punto justo.
Ingredientes: 750 gr. de tomates 375 gr. de azúcar 1 limón
Preparación: Lavamos muy bien los tomates, y les quitamos el "culo", para los que nos lean fuera de España, es la parte donde el tomate (o cualquier otro fruto) ha estado unido a la rama. Colocamos los tomates en una fuente, les damos un corte en cruz, y los metemos 1' al microondas. También podemos escalfarlos en agua hirviendo durante un minuto, pero particularmente a mí me parece más práctica la primera opción.
Quitamos la piel a los tomates y los troceamos. Si preferís una mermelada sin semillas, las podéis quitar, pero a mí particularmente me gustan las semillas del tomate (y las que no son de tomate, je, je)
Ahora tenemos también dos opciones, o cocer la mermelada en la THMX, o hacerlo en una cacerola. Para el primer caso, ponemos los tomates y el limón pelado y sin parte blanca ni pepitas, en el vaso y trituramos 10'' a velocidad progresiva 5-10. Luego añadimos el azúcar y programamos 30' 100º velocidad 2. ¡OJO!, el tiempo como he dicho en la introducción es relativo, ya que lo que queremos es que nuestra mermelada tenga consistencia. Yo para la preparación de esta mermelada la tuve cociendo 45'. Iba programando 5' mas hasta alcanzar el punto que a mi me gusta.
Si vamos a cocer la preparación en una cacerola al fuego, ponemos en la misma los tomates, el limón pelado sin parte blanca y sin pepitas y el azúcar. Cocemos a fuego lento, removiendo de vez en cuando. A los 40' comprobamos que esté en su punto. Trituramos con la batidora. La mermelada, una vez fria espesa. Para saber si la tenemos en el punto de textura que nos gusta, hay un truco que no falla. Cogemos un platito y ponemos un poquito de agua muy fria en él. Echamos con la punta de un cuchillo un poquito de mermelada y si no se expande es que está lista. La mermelada al contacto con el frio toma la textura final ;)
Mientras hacemos la mermelada de una u otra manera, ponemos a esterilizar los tarros en agua hirviendo.
Los sacamos, los dejamos escurrir y los rellenamos de mermelada. Cerramos inmediatamente y los ponemos bocabajo para que se haga el vacio. Normalmente con diez minutos es suficiente, pero si los ponemos encima de un trapo con agua fria tarda menos. Este truco me lo han dicho hace poco, así que lo he hecho así, aunque tengo que deciros que al final los tuve más tiempo, porque estaba haciendo otras cosas. Si los tarros que tenemos tienen tapa de botón, veremos como ha perdido el abombado (yo suelo usar tarros reciclados de otras conservas).
La mermelada está lista para conservarla, aunque a mi no me dura mucho.
¿No me digas que no te apetece probarla?
Seguro que le sacas un montón de usos
Bon Appétit