Cuatro vistas del Messerschmitt KR-200.
Gentileza de Iván Boiero Sutter, seguidor de Archivo de autos.
La leyenda urbana dice que se usaron las cabinas de los aviones caza, esos mismos que asolaron a las fuerzas aéreas aliadas durante la guerra que se libró entre los años 1939 y 1945. Pero no es esa la verdad. Lo que sí era real que los ingenieros aeronavales fueron los que le dieron la forma al Messerschmitt KR-200 de cabina de avión con ruedas.
Su diseñador fue Fritz Fend y para este modelo el lapso de fabricación estuvo comprendido entre los años 1952 y 1964. Hubo otras variantes con motor bicilíndrico y cuatro ruedas. En cambio el KR-200 solo tenía tres. Dos delanteras y una trasera que era la tractora.
Messerschmitt KR-200 del año 1955.
Gentileza de Iván Boiero Sutter, seguidor de Archivo de autos.
El diámetro del cilindro era de 65 milímetros y la carrera del pistón de 58 milímetros con una relación de compresión de 6,6:1. Este motor era de dos tiempos algo usual en las motocicletas y más si era un motor de tan baja cilindrada. El carburador que alimentaba el motor era un Bing, una marca habitual para muchos motores de motocicletas.
Una particularidad de este motor era que para colocar la marcha atrás había que detener la marcha y girar una perilla en el tablero. De esta manera se invertía la corriente y el motor arrancaba en sentido contrario. Así era como se lograba tener la misma cantidad de velocidades para adelante como para atrás.
Dibujo del pequeño habitáculo del Messerschmitt KR-200.
Gentileza de Iván Boiero Sutter, seguidor de Archivo de autos.
El freno que accionaba las tres ruedas del tipo Bowden que eran de tambor con accionamiento mediante pedal. El freno de estacionamiento era de mano que también accionaba sobre las tres ruedas.
La dirección era mediante un vástago de eje sobre las dos ruedas delanteras. El volante era del tipo manubrio similar al timón de un avión. El diámetro de giro era de 8,8392 metros aproximadamente. La suspensión usaba amortiguadores hidráulicos en las tres ruedas. En la rueda trasera se usaban amortiguadores de torsión de goma, además del amortiguador hidráulico.
Tablero del Messerschmitt KR-200. Gentileza de Iván Boiero Sutter, seguidor de Archivo de autos.
Las dimensiones del Messerschmitt KR-200 eran las siguientes: largo, 2.820 milímetros; ancho, 1.220 milímetros; alto, 1.200 milímetros; distancia entre ejes, 2.030 milímetros; trocha delantera, 1.080 milímetros y despeje, 160 milímetros. El peso aproximado era de 230 kilogramos y la carga útil de 200 kilogramos. El tanque de combustible tenía una capacidad de 14 litros con una reserva de 2,5 litros. Los tres neumáticos eran de la medida 4.40 x 8 pulgadas.La velocidad máxima era de 100 kilómetros por hora, pero la velocidad a la larga era de 85 kilómetros por hora. El gasto de combustible era de 3,2 litros cada 100 kilómetros recorridos. El sistema eléctrico era de 12 volts con arranque eléctrico desde el tablero.
El KR-200 tenía un chasis de acero donde se montaba el motor en la parte trasera. La carrocería era de chapa y la única parte plástica era la cúpula, o cockpit, de plexiglás, similar al de la cabina de un avión caza. A los lados tenía ventanillas deslizables.
Detalle de la ubicación del motor Sachs del Messerschmitt KR-200.
Gentileza de Iván Boiero Sutter, seguidor de Archivo de autos.
En las distintas ilustraciones que acompañan esta nota se aprecia como se distribuían los espacios en el Messerschmitt KR-200 y cómo era el tablero, también como era la ubicación del motor Sachs en la parte trasera de la moto cabina.
Entre los años 1952 y 1964 se fabricaron unos 40.000KR-200. En Argentina la empresa Panambí los armó en la localidad de Lomas de Zamora en la provincia de Buenos Aires. Eso fue entre los años 1957 y 1958, pero solo se armaron unas pocas unidades que parece que apenas alcanzaron a las 200 unidades.
Entre las posibilidades que tenía el KR-200 era tener una radio en su tablero, para eso contaba con el hueco adecuado. Y en Alemania se ofrecía la posibilidad de calefaccionar la cabina. También se ofrecía un reloj en el tablero. Solo los que han visto uno de estos ejemplares en la calle sabe la impresión que causan.
Gracias a la gentileza de Iván Boiero Sutter es que esta nota pudo contar con las ilustraciones y fotografías para poder darle un marco adecuado a esta nota de la sección “Auto extranjero”.
Mauricio UldaneEditor de Archivo de autos
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