Glo Ribas, Buona Notte Roma, Roma 2009
Tan sólo hace una semana que he vuelto de Roma. Realmente han sido los 3 días que he estado han sido maravillosos. En el post anterior comentaba que me daba como miedo el hecho de volver a la ciudad y llevarme una decepción al comparar mi otra estancia con la actual pero sinceramente no ha sido así. He apreciado muchísimo más la ciudad y todo lo que veía lo encontraba en el fondo de mi memoria con un dato, con un nombre o con un porqué histórico.
Disfruté de la Roma clásica pero aun más de la Roma renacentista. Coliseo, Foro, Panteón, Fontana di Trevi, Piazza Navona, Piazza Spagna… todos estos rincones de la ciudad y todos los demás que no he nombrado respiran historia, arte, cultura, personajes de lo más relevantes… y detenerte ante estos lugares y pensar todo lo ocurrido en estos emplazamientos o pensar como trabajaban los artistas en crearlos, al menos a mí, se me ponen la carne de gallina.
Roma es una ciudad que, según como, me ha recordado mi estancia en Firenze. Mires donde mires hay una historia oculta tras los muros de los edificios tanto sean las historias que han pervivido a lo largo de los siglos como aquellas cuotidianas que jamás han visto la luz.
Puede sonar algo típico pero estando enfrente del coliseo rodeada de turistas haciendo fotos y de guías de grupo dando las explicaciones pertinentes al edificio a una le vienen a la mente muchas cuestiones que es posible que jamás tengan respuestas… ¿Quanta gente dejo su vida trabajando en el edificio? ¿Qué aspecto real debería tener y que impacto produciría a los romano de la época? ¿Qué sensación tendría la gente una vez entraba al recinto a través de las vomitorias? ¿Cómo era realmente el “espectáculo” de las luchas de gladiadores y como sería el momento de tensión en que el emperador “dictaba sentencia”? Podría estar horas y horas formulando preguntas sobre el coliseo pero otras muchas me vinieron a la mente al pasear tranquilamente por el Foro Imperial ¿Cómo debería ser la vida real un día normal en el foro? ¿Qué majestuosidad nos aportarían sus edificios? ¿Cómo sería una sesión en el senado o en la Basílica de Massenzio? Y un larguísimo etcétera.
Otras muchas cuestiones me vinieron a la mente con la Roma del siglo XV aunque estas cuestiones quedaron un poco más ocultas al tener un conocimiento un poquito más completo y al tener unos cuantos datos más respecto a la época. Aunque no me planteaba dudas del impacto social que podían provocar ciertos edificios si que me planteaba como deberían trabajar los diferentes artistas y su equipo en los distintos edificios o me planteaba como podía ser de grande el egocentrismo de Miguel Ángel con sus diferentes aportaciones a la ciudad y la espectacularidad de hacer pública su obra a la ciudad dejando a más de uno pasmado ante tanta perfección. Como no también he recordado momentos no muy lejanos en el tiempo dentro del arte y como no los he recordado gracias al cine… Vacaciones en Roma y la Dolce Vita han sido dos de los referentes cinematográficos que más he pensado en los paseos por la ciudad… la secuencia del paseo en Vespa de Audrey o el baño en la fuente de Santa María del Trastevere de Anita me venían una y otra vez a la mente e intentaba imaginar el jaleo que se debería haber montado al rodar los diferentes exteriores en las calles romanas.
La verdadera cuestión es que he vuelto a la realidad… he dejado el mestizaje de épocas atrás para volver al presente. Me llevo muchos recuerdos de esta última estancia en la ciudad… recuerdos personales, profesionales, curiosos y un larguísimo etcétera.
Pero tengo la gran esperanza de un momento u otro volver a Roma. Espero que la moneda lanzada de espaldas a la Fontana di Trevi me conceda, como hace 8 años, el deseo de poder deambular por las calles de la apasionada Roma y dejarme de nuevo empapar de cultura, historia y sobretodo… arte.