Revista Arte

Metarreflexiones sobre el pseudooficio de blogger (de arte) en ARCO 2013

Por Bill Jimenez @billjimenez

Por Bill Jiménez

Aunque existan muchas perspectivas desde las que encarar este texto, los temas a tratar me obligan a hacerlo desde la óptica del bloguero de arte, ese eslabón perdido entre el periodista y el crítico que ha obtenido cierto protagonismo en esta edición de ARCO a través de la esforzada plataforma ARCO Bloggers. Y aunque Underdogs siempre ha estado más cerca del público general que del especializado, opinamos (opino) que Internet (la Internet escrita en español) requiere de iniciativas similares. No para ficciones heredadas de una década loca como los ochenta en las que la prensa y la crítica podían encumbrar y/o destruir a un artista y/o exposición, sino de realidades tan desoladoras como el escaso interés que el gran público demuestra por el arte en sus facetas más reflexivas y didácticas. Una situación que, en mi opinión (demasiadas a lo largo de este texto, ya veréis) deriva de un déficit educativo anterior a estos tiempos de profesores manifestándose en las calles, y que, mal que nos (me) pese, difícilmente tendrá solución en un país con una fea tendencia a ansiar los frutos antes de que al árbol le crezcan raíces. De ahí que me pregunte: ¿de qué sirve una feria como ARCO? ¿Qué aprendo de tamaña reunión de galerías y obras? Aunque parezca mentira, muy poco. Contemplar tanto arte junto es como atracarse de naranjas: disfrutas de ellas sin pensar en los beneficios de la vitamina C en tu organismo. Y, como, por desgracia, la sociedad está cada vez más inmunizada al síndrome de Stendhal (o quizá sea la incapacidad de la producción contemporánea de calar bien hondo), visitar ARCO con una mínima formación artística resulta potencialmente aburrido. Al igual que puedes leer este texto en diagonal y detenerte en esta frase resaltada en negrita, puedes caminar por ARCO obviando un alto porcentaje de las obras o dejando que tus filias seleccionen las más llamativas. En caso de que busques información adicional o te preguntes qué fuerzas motivaron al artista, puedes o, acercarte a los representantes de la galería y alimentar sus expectativas de una venta, o investigar a posteriori catálogos y webs oficiales. Con esta simple conclusión quiero decir que a eventos como ARCO les falta, ante todo, información, una suerte de compromiso con las galerías (a las que, imagino, y como buen negocio, sólo se las quiere por su dinero) que revalorice la visita, permitiendo a adultos sin intereses mercantiles experimentar el arte con algo más que sus sentidos. No hablo de convertir la feria en un enorme ARCO Kids, pero sí librarse de varias capas de hermetismo y desterrar la sensación de negocio millonario y ajeno al público que transmiten la mayoría de ferias (tanto las grandes como las modestas). Como decía un galerista cuya conversación atrapé por causalidad (sí, está bien escrito): “yo ya no estoy aquí por una comisión”. Si hasta aquellos que viven de los que no viven del arte sienten la flaqueza del sistema en sus cuentas corrientes, ¿qué más da hacer partícipe al público del gran juego que es el arte?

Naturalmente, estas preguntas son deseos personales alejados de la realidad, pero que vuelven a mi reflexión inicial sobre el papel del blogger en el mundo de la creación contemporánea. Nuestro carácter mestizo va más allá de lo profesional porque, a día de hoy, representamos uno de los canales más o menos fiables que ese gran público necesita para comprender una de las industrias con menos pinta de industria de la historia. No somos la solución (nadie debería serlo), pero llevamos el calzado adecuado para movernos por todo tipo de terrenos. En ocasiones lidiamos con el descrédito, en otras con la ingratitud y siempre con la falta de tiempo y recursos. En nuestro caso, a diferencia del galerista del anterior ejemplo, sabemos de sobras que no estamos aquí por la comisión, ya que si el oficio de unir palabras en un argumento coherente genera pocas rentas, menos aún en una disciplina que los formularios categorizan como “artes y espectáculos”. El blogger representa a un nuevo amor al arte, una pieza del engranaje que, a día de hoy, puede ser (es) prescindible pero que, con el debido esfuerzo, con el correcto trabajo, puede aspirar a válvula. Me quedo con algunas de las reflexiones que se escucharon en las charlas auspiciadas por el proyecto ARCO Bloggers, desde las obvias a las brillantes, las que insisten en la complejidad del discurso artístico, las que hablan de nuevos canales y formas de debatir sobre arte, los comportamientos arcaicos de las instituciones, la crítica dentro de la crítica y, para mí, lo más importante, la necesidad de construir y dejar que el árbol metafórico se llene de hojas y frutos. Pienso que ésa es la intención de la plataforma ARCO Bloggers y del bloguero en general: alzar un discurso nuevo a partir de los viejos sin caer en violentas sucesiones entre novedad y tradición. Volvemos (vuelvo) a la enseñanza, a comunicar con coherencia, y ya que en las escuelas el arte no es la prioridad que debería, confiemos pues en los nuevos discursos que la red propicia. La selección natural se encargará de encumbrar a los honestos y adaptables hasta lo más alto de la pirámide alimenticia.

Desconozco si Underdogs ocupará una parcela activa o sus restos serán el abono de futuros proyectos. En cualquier caso, ahí hemos estado, en una edición de ARCO que no ha sido para tirar cohetes pero en la que, al menos, hemos disfrutado de momentos de puntual esplendor, no nos engañemos: una constante en eventos de esta envergadura. Y, quien sabe, cuando en un futuro alguien analice la situación de la blogosfera artística española en un libro (en ocasiones ocurre), recordará 2013 como un buen año para todos aquellos que apostaron por la difusión del arte en la red.


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