Este libro, Metro Blues, de Ediciones Atlantis, me llegó gracias a la propia autora. La verdad es que, aparte de la ilusión inicial que me hizo que la escritora se pusiese en contacto conmigo, he de reconocerlo, dudé en aceptar su propuesta, principalmente por dos motivos: el género de fantasía-ciencia ficción al que pertenece el libro no es de los que más me atrae a la hora de elegir lecturas y, en segundo lugar, porque me lo envió en pdf y leer en el ordenador me cansa mucho. Aún así decidí leerlo y sinceramente estoy muy satisfecha de haber tomado tal decisión.
Es éste el primer libro de L. B. Moore. L es la inicial de su propio nombre, Leonora, la B corresponde a la inicial de una amiga con la que comenzó en esto de escribir, y Moore es un homenaje a Gary Moore, cantante y guitarrista irlandés. Y es que la música forma parte imprescindible de su mundo. El blues es su pasión, de ahí el título del libro, que hace referencia a la música que suena en todos y cada uno de los relatos como música de fondo.
El libro tiene, como digo, elementos de fantasía y ciencia ficción a partes iguales (con un toque de terror en algún relato) y consta de cinco relatos: Stranger, Lobo, Crepúsculo, Narcisus XXII y Coretta. Nos encontramos en el futuro, quizá no tan lejano como pudiera parecernos, en un mundo cibernético y tecnológico, en donde el lado verdaderamente humano del ser humano ha desaparecido o está desapareciendo. Hombres casi robots toman la calles. Y acechan en ese mundo inhumano, desolador, los miedos más escondidos, los temores más arraigados, la locura...
En Stranger, un músico callejero, en uno de esos días, como todos, en los que se ve rodeado de autómatas inexpresivos, recibe, a cambio de los sonidos que extrae de su guitarra, una sonrisa. Una sonrisa que muestra que tras el rostro impasible late algo de emoción y sentimiento. ¿Qué puede hacer para preservar esa sonrisa para siempre?
Crepúsculo nos acerca la existencia de Gary y Jesse. Son hermanos y viven solos. Gary es un hermano entregado que ejerce de padre y madre; Jesse es una niña ingenua y observadora. Las visiones y encuentros de Jesse les abren las puertas a un mundo desconocido y ultra-terrenal en donde el Sol juega su papel.
Marcapáginas 34
En Lobo el protagonista, Lobo, se encuentra inmovilizado en su silla de ruedas observando cada noche la calle desde su ventana. Pero en una de esas noches de insomnio en que su propias cavilaciones y recuerdos no le permiten conciliar el sueño, un ser monstruoso emerge de la boca del metro, de la oscuridad, para hacer su ronda. Todos los miedos de Lobo toman forma en ese ser.
En Narcisus XXII Rain y Narcisus, entre humanoides y seres varios, viven una historia, el nombre de Narcisus y sus reminiscencias mitológicas algo nos puede orientar, en la que la soberbia, la envidia y la lealtad toman la riendas.
Coretta es el último de los relatos y, a mi entender, el mejor. Es el que más llega por la intensidad y cercanía de los sentimientos que expresa. Porque no hay una sola Coretta, porque hay muchas Corettas; todos somos, en alguna medida, un poco la protagonista. Corretta vive en el Sur, y decide viajar al Norte a buscar trabajo, a ganarse la vida honradamente y hacer dinero para poder volver a casa y llevar una vida digna con su familia. Pero en el Norte Coretta no es aceptada tal cual es; la sociedad, con sus propias normas, decide que no encaje en sus patrones. Coretta ha de adaptarse. ¿Y sus raíces, y su identidad?
Metro Blues no es una obra perfecta (casi ninguna lo es). Es indudable que hay aspectos que deben ser mejorados en futuros trabajos como es el evitar repeticiones que empobrecen la narración, alusiones mitológicas demasiado manidas que no enriquecen el estilo sino todo lo contrario y, sobre todo, repasar la puntuación, y en algún caso la acentuación, que dificulta la lectura.
A pesar de estos fallos, las 96 páginas del libro se leen con gusto en apenas un par de horas y permiten intuir las buenas artes de esta escritora. Espero poder leer otros títulos suyos en breve. ¡Mucha suerte!