Revista Opinión

“Mi voz buscaba el viento para tocar su oido”

Publicado el 01 junio 2018 por Carlosgu82

Pablo Neruda o leer es un placer.

Nunca pensé que la poesía llegaría a gustarme tanto.

Tengo muchos poetas y poemas que me gusta leer y releer. Como un niño cuando pide el mismo cuento una y otra vez. Ya sabe lo que va pasar, lo que viene detras, y así disfruta esperándolo. Pues yo igual.

He elegido a Pablo Neruda por su natural forma de tratar los temas, es como leer imágenes. Puede asociar un sentimiento, un deseo, o un pensamiento a un hecho tan natural como el vuelo de las mariposas.

A cada frase me dan ganas de parar la lectura como para saborearla, pero sigo y siguen llegando esas rafagas de amor o tristeza, de unos sentimientos que no siendo míos, me pertenecen.

El título es una frase del poema 20 de 20 poemas de amor y una canción desesperada.

Si no lo conoces aqui te lo presento.

Y si ya lo sabes, disfrútalo como un niño.

      POEMA 20

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos».

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

autógrafo

Pablo Neruda, 1924


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