Viendo el blog del Bocha: Abran Cancha, me encontré con una anécdota simpática del tramposo bilardo, y no pude más que reírme mucho. No porque la anécdota fuese graciosa, me reí porque no es más que un gran invento mediático como los muchos que se han construido a lo largo de la historia para resaltar o simular una característica que no siempre es evidente a los ojos del público. Es decir, si yo digo que una vez me tomé dieciséis botellas de whisky y no me emborraché, la gente va a pensar que tengo mucho aguante para el alcohol.
Parece que trampa bilardo, en una fiesta, mandó a un jugador a pararse al lado de otro para determinar cuál de los dos era más alto. Me imagino que todo el mundo estará pensando: Qué obsesivo y trabajador que es bilardo. Pero como no soy de la clase de gente que subestima a todo el mundo, supongo que la mayoría se preguntará socarronamente cuáles habrán sido las ventajas obtenidas por Mr. Trampa después de salir de la duda.
No hace mucho también le escuché decir que la divulgación de la estatura real de los futbolistas es nociva, y que debieran mentir, en vez de poner 1, 78, poner 1, 89. Como si después fuera a jugar mejor el de 1, 78. O sea que, además de tramposo, inútil.
Hasta en eso se diferencia, este pobre muchacho, de César Menotti. Si hay algo poco interesante en el ex DT del Barcelona y de Independiente, y en cualquier persona normal, son las anécdotas que lo tienen como protagonista. Sin embargo, hasta en las anécdotas Menotti demuestra un ingenio que jamás podría detectarse en bidón bilardo. Contaré dos que recuerdo:
Menotti llega a la práctica, se para frente a los jugadores, y les explica que en Europa habían adoptado un sistema de entrenamientos mediante el que se optimizaba el rendimiento aeróbico, y que consistía en trotar con las dos manos detrás de la nuca. Cuando empezó el calentamiento, los jugadores salieron trotando con las manos detrás de la nuca. Entonces Menotti los volvió a llamar y les dijo: "Mejor se juega y se vive cuanto mayor esfuerzo intelectual se hace. No quiero jugadores sumisos, quiero jugadores pensantes aunque tuvieran que estar en desacuerdo conmigo. Porque un día va a venir un entrenador a decirles que hay que correr con una zanahoria en el culo, y no creo que ustedes quieran hacerle caso."
En Italia, Menotti le propone a un jugador, cuya especial virtud no era la de dar pases a los compañeros, una carrera con la pelota desde la mitad de la cancha hasta el arco, el que primero hace el gol, gana una cena. El jugador primero se negó a aceptar porque le pareció que para un futbolista joven y de elite no sería difícil ganarle una carrera a un hombre con los años de Menotti, pero después, ante la insistencia del flaco, accedió. Los dos ubicados en la mitad de la cancha, Menotti da la orden de largada, y el jugador italiano arranca a toda velocidad en dirección al arco mientras Menotti se queda mirándolo y enroscando en un dedo la cuerda del silbato. Cuando el jugador está cerca del área, Menotti patea la pelota desde mitad de cancha y convierte el gol. El jugador, sorprendido, se frena y mira hacia atrás. Menotti le dice: "La pelota corre más rápido. Si usted aprende a no trasladar tanto y a jugar a uno o dos toques, va a ser más rápido y se va a cansar menos."
Ni con ayuda de los medios podrán acortar las gigantes diferencias que hay entre Menotti y Bilardo. Los Maestros son Maestros aunque no tuvieran la pretensión de enseñar, y los estúpidos son estúpidos aunque se mancharan las manos con tiza.