Miguel Pou Becerra, pintor puertorriqueño (Ponce, 1880-San Juan, 1968). Inicia su formación artística en su pueblo natal donde recibe clases de dibujo y pintura, para con posterioridad a finales del siglo XIX (1898) obtener el título de Filosofía y Letras tras haber ingresado en el Instituto Provincial Nacional. Completada su formación académica, aunque continúa perfeccionando su técnica en prestigiosos centros estadounidenses (Nueva York o Filadelfia), comienza a ejercer como maestro durante más de dos décadas (1901-1922) incluyendo en su tarea como docente la enseñanza de materias artísticas. Debido a ello, gracias a su extraordinarias aptitudes y prolongada instrucción a partir de 1910, abre una escuela privada dedicada al mundo de las bellas artes. Centro de formación pictórica conocido como: "Academia Pou", convertido en un punto de referencia ineludible dentro del panorama nacional y donde el autor transmitió a sus alumnos gran parte de sus conocimientos a lo largo de cuarenta años.
Sus trabajos especialmente relevantes en el Puerto Rico que lo vio nacer, han sido objeto de exposiciones en multitud de galería y exposiciones (cerca de un centenar) a nivel mundial y sobre todo en EEUU donde sus obras han sido exhibidas en Nueva York, Miami, Chicago,... además de ser contempladas en capitales europeas de la cultura como: París o Madrid.
En cuanto a su temática, trata en la mayoría de las composiciones situaciones o elementos referentes a la vida cotidiana, de tal manera que obviando un discurso político determinado plasma el sentir, condiciones y esperanzas de la gente que lo rodea. En consecuencia sus trabajos hacen referencia al ambiente campesino, la realidad social o la dinámica del trabajo (rural y urbano), con una clara tendencia a la reproducción de paisajes y escenas campestres de su tierra de la que estuvo completamente enamorado: "El artista es un verdadero patriota que lucha por su patria". Con un estilo caracterizado por el uso exquisito y prodigioso del color, los estudiosos de su obra coinciden al encuadrarlo dentro de la corriente impresionista, no obstante, su latente contribución para reflejar la sociedad y condiciones puertorriqueñas lo delatan como uno de los claros exponentes del realismo sudamericano del siglo XX.
Las lavanderas (1896).
Camino al mercado (1902).
Los coches de Ponce (1926).
Paisaje costero (1926).
Mi hijo Jaime (1927).
La promesa (1928).
Una raza de soñadores (1938).
El hamaquero o el vendedor de hamacas (1938).
Autorretrato (1941).