¡Qué invención la del sandwich o bocadillo! Permite multitud de combinaciones fabulosas para comer con las manos de forma rápida, pero también nutritiva.
El mollete es un pan blanco andaluz, de Antequera fundamentalmente, plano y poco horneado que se tuesta un par de minutos y permite rellenarlo con multitud de farsas. En Andalucía se desayuna habitualmente con tomate y aceite de oliva, con pringá, jamón ibérico...
Ahora es fácil encontrarlo en supermercados y grandes superficies, así que yo lo compro habitualmente y lo tuesto para el desayuno, la merienda e, incluso, la cena.
Para 8 mini-molletes:
- 1 paquete de mini-molletes
- 300 g de secreto ibérico
- 1 cebolla o una cebolleta grande
- aceite de oliva virgen extra
- 1 cucharadita de café de harina de trigo
- 1 vaso de caldo de carne
- rúcola
- mayonesa (yo la usé de pesto y lima)
- sal y pimienta
Se corta el secreto en tiras finas. Se pone en una sartén con aceite la cebolla cortada en plumas no muy anchas (tiras) y se sazona. Se cocina unos minutos hasta que se quede blanda.
Se añade el secreto y se salpimenta. Se saltea unos instantes hasta que se dore ligeramente.
Se añade la cucharadita de harina y se remueve hasta que se tueste ligeramente. Se incorpora el caldo de carne, poco a poco y removiendo, sin que quede muy líquida la salsa.
Se cocina unos minutos, hasta que dé un hervor y espese la salsa. Se mantiene al fuego remanente o bajito mientras se montan los bocadillos.
Se tuestan los molletes en la tostadora o en una plancha. Se unta la base con mayonesa, se pone una cucharadita de carne encebollada, unas hojas de rúcola y se cierra el molleta.
Se sirven inmediatamente para comerlos calentitos.