Me estaba pensando lo de publicar esta receta en estas fechas en las que ya empezamos a sudar, y a algunos les apetecerá más tomarse un helado que un guiso contundente. Pero ¿quién sabe? Dicen que hasta el 40 de mayo no te quites el sayo. Y aunque en estos momentos nos resulte difícil de creer, es posible que todavía nos toquen unos días de frío antes de que se instalen los calores definitivos del verano. Frío como el de hace un par de semanas, cuando me vi muy contenta de tener un paquete de ragout de jabalí y unas castañas asadas en el congelador. Aunque a mi marido seguro que le da igual que haga frío o calor si le preparo este guiso que salió tan, tan, tan delicioso (que conste que el calificativo no sólo se lo he puesto yo, quienes lo han probado estarían dispuestos a desembolsar una buena suma por este plato en el caso de encontrarlo en la carta de un restaurante). Pero no os hagáis ilusiones, de momento no tengo planes de abrir un restaurante.
En cuanto a la receta, la combinación de sabores es perfecta con el jabalí, pero si no tuviste la suerte de hacerte con un lote de jabalí, hace unos meses, y ahora mismo no dispones de esta carne, no desesperes y pruébala con carne de vaca. Estoy segura de que te encantará. Igual que el acompañamiento, una deliciosa polenta versionada, reemplazando el típico maíz por amaranto. Por supuesto que también podrías servir este guiso con un puré de patata o de coliflor, pero si lo pruebas con la polenta, apuesto cualquier cosa a que no será la última vez que lo hagas.
- 20 ciruelas pasas
- 120 ml de brandy
- 3 cucharadas de ghee o aceite de oliva
- 1 kilo de ragout de jabalí
- 100 gr de bacon, cortado en lardons
- 1 cebolla, picada
- 2 zanahorias grandes, cortadas en rodajas finas
- 3 dientes de ajo, picados finos
- 200 ml de vino tinto
- 2 cucharadas de tomate concentrado
- 200 ml de caldo de pollo
- 1 cucharadita de pimienta en grano
- 1 ramita de romero, hojas picadas
- 2 hojas de laurel
- 2 vainas de cardamomo
- 1 cucharadita de nuez moscada
- 250 gr de castañas, asadas y peladas
- 1 taza de amaranto en grano, remojado la noche anterior
- 3 tazas de caldo de pollo (aproximadamente ¾ litro)
- 2 cucharadas de mantequilla
- 1 cucharadita rasa de sal
- Pimienta negra
- Una pizca de cayena en polvo (opcional)
- ¼ taza de queso parmigiano reggiano o similar, rallado fino (opcional)
- Pon las ciruelas y el brandy en un cuenco y deja reposar al menos una hora.
- Calienta el ghee o el aceite en una cazuela ancha y baja a temperatura media-alta y dora las piezas de carne por todos los lados. Retira a un plato y reserva.
- Cocina los lardones de bacon hasta que comiencen a volverse crujientes. Baja la temperatura, añade la cebolla y la zanahoria. Cuando empiece a dorarse, agrega el ajo y remueve para que desprenda su fragancia.
- Sube el fuego, echa el vino y lleva a ebullición, removiendo bien el fondo de la cazuela. Vuelve a bajar la temperatura hasta que esté burbujeando a fuego lento. Añade la carne y los jugos que haya soltado en el plato, las ciruelas y el resto de ingredientes, excepto las castañas.
- Coloca la tapa y cocina a fuego suave durante 2½ – 3 horas o hasta que la carne esté tierna. Añade las castañas a media cocción y sazona al gusto.
- Enjuaga bien el amaranto que has tenido remojando desde la noche anterior.
- Ponlo en una cazuela con el caldo de pollo, llévalo a ebullición y seguidamente baja el fuego a medio-bajo. Cocina durante 25 – 30 minutos, removiendo de vez en cuando, hasta que el amaranto haya absorbido el líquido y tenga una consistencia similar a unas gachas espesas.
- Añade la mantequilla, sal, pimienta negra, cayena y queso rallado, y mezcla todo bien.