Uno de mis grandes retos en esta vida es intentar dejar de ser tan perfeccionista, pero la verdad es que es imposible cocinar patatas asadas, o roasties como se les llama en el Reino Unido, sin la necesidad de que éstas sean perfectas. Esto significa suaves, dulces y esponjosas por dentro y con una costra marrón-dorada y crujiente por fuera. Y es extraño, pero da igual los éxitos culinarios que hayas tenido, poco importa todas las técnicas culinarias que hayas llegado a dominar, no hay nada que nos pueda dar más satisfacción y sensación de éxito que cocinar una buena bandeja de patatas asadas.
Hay pocas cosas tan reconfortantes como una pila de patatas doradas y crujientes. En Inglaterra se suelen servir en la tradicional comida asada del domingo, pero no es necesario esperar al domingo para disfrutar de ellas.
Hay cuatro cosas que tienen una gran importancia y que son las que marcan la diferencia:
1) La elección de las patatas. Para conseguir esa patata crujiente que buscamos, tenemos que utilizar una patata que se deshace y se vuelve harinosa cuando se cuece.
2) Luego está el tamaño, la idea es cortarlas, para optimizar la relación de exterior crujiente a suavidad interior, al tamaño aproximado de una pelota de golf. Ni mucho más grandes ni mucho más pequeñas.
3) Darles un buen meneo a las patatas en la cazuela, después de cocerlas parcialmente, para que los bordes se vuelvan rugosos y harinosos. Y luego dejar que se sequen un poco. Esto las convierte en una gran opción para preparar con antelación, ya que podrás sancocharlas por la mañana y asarlas antes de servir.
4) Y finalmente, y posiblemente lo más importante, la calidad y la temperatura de la grasa. Si ésta no está realmente caliente, olvídate. Y como la grasa de cerdo, o lo que es lo mismo, la manteca (de cerdo ibérico de bellota, of course – con esto sí que no lo hacen los ingleses) aguanta muy bien la temperatura y además está deliciosa, se ha convertido en mi elección de preferencia para esta preparación. Otra opción igualmente deliciosa sería la grasa de oca. También utilizo un poco de aceite de oliva para que se vuelvan todavía más crujientes.
Puedes aderezarlas como más te guste, a mí me encanta la combinación de las patatas con sumac (ver mi ensalada de patatas con sumac al final de esta entrada) y ajo. Sólo recuerda que si utilizas hierbas secas las deberías de añadir al principio, y si las vas a usar frescas, recomiendo que las añadas en el último cuarto de hora.
5.0 from 4 reviews Mini Receta: Patatas Asadas Ultra Crujientes Print Tiempo de Preparación 15 mins Tiempo de Cocción 1 hour Tiempo Total 1 hour 15 mins Para: 6 personas Ingredientes- 1 kg de patatas harinosas, peladas y cortadas en cuartos (del tamaño aproximado de una pelota de golf)
- Sal, al gusto
- 4 cucharadas de manteca de cerdo o grasa de oca
- 2 cucharadas de aceite de oliva
- 6 dientes de ajo, sin pelar y machacados con el cuchillo
- 1 o 2 cucharadas de sumac
- Precalienta el horno a 220 ºC. Cuece las patatas en agua con sal durante unos 5 – 7 minutos. El exterior debería de estar blando pero el interior tendría que permanecer firme.
- Pon la manteca y el aceite de oliva en la bandeja de horno (escoge una bandeja en la que todas las patatas caben bien en una capa, sin montarse, y pueda circular el aire), y métela en el horno durante 10 – 15 minutos hasta que esté bien caliente.
- Cuela bien las patatas y vuelve a meterlas en la cazuela. Echa una cantidad generosa de sal, pon la tapa y dale un buen meneo, de arriba a abajo y de lado a lado. Descansa un poco y vuelve a darle otro meneo hasta que veas los bordes de las patatas bien machacados. Esto es lo que hará que se vuelvan crujientes.
- Saca la bandeja del horno y mete con cuidado las patatas, moviéndolas bien con una cuchara para que se cubran por todos los lados con la grasa. Si la grasa está bien caliente, debería de chisporrotear bastante. Añade los dientes de ajo y transfiere la bandeja al horno.
- Asa las patatas durante aproximadamente 50 – 60 minutos, dándoles la vuelta una o dos veces durante la cocción.
- Cuando estén hechas y doradas a tu gusto, sácalas del horno, espolvorea con el sumac y remuévelas para que se reparta bien el condimento.