Mini Review…por César del Campo de Acuña
Redención (Southpaw – 2015)
Si son lectores habituales de www.cincodays.com es probable que se hayan percatado que me gusta el boxeo. Mi afición por este deporte viene de lejos y cada dos semanas suelo dedicarle una entrada a algún púgil del pasado. Como aficionado suelo no perderme los combates más interesantes y siempre espero, con cierta anticipación, las películas ambientadas en este peculiar mundo tan propenso al drama. Una de las cintas a las que tenía más ganas era Southpaw, film dirigido por Antoine Fuqua en 2015 (director que no me desagrada y con el que Denzel Washington ha creado una sólida sociedad gracias a cintas como Training Day, The Equalizer o Los siete magníficos) y protagonizada por Jake Gyllenhaal (el protagonista de la interesante Nightcrawler). Bien, con este plantel puedo decir que esperaba más su estreno que el de Creed al ser ambas del mismo año. Desafortunadamente Southpaw no llego a las salas españolas hasta 2017 bajo el poco original título Redención y aunque la podría haber visto antes, en versión original, espere. Sin ser amigo de reseñas no pude resistirme y ojee por encima puntuaciones y en todas partes se cantaban las alabanzas del otro título pugilístico del año en el que llego a las salas de medio mundo la que hasta la fecha es el último título de la franquicia cinematográfica Rocky.
Con, quizás, demasiado entusiasmo me dirigí al cine de mi localidad, pague la entrada y me senté en la sala esperando ver una gran película. ¿Y qué me encontré? Pues una ensalada de tópicos relativos al drama pugilístico en el que Jake Gyllenhaal se dedica a imitar a otros famosos boxeadores de la ficción durante 124 minutos en los que Antoine Fuqua, con poco tino, conduce y gestiona mal los tiempos de la trama pergeñada por Kurt Sutter (el padre de Hijos de la Anarquía). Todo lo que ocurre en esta cinta es un drama pero resulta tan evidente y arbitrario que llega un punto que ante una de las últimas calamidades a las que tiene que hacer frente el protagonista hace que se te escape una sonrisilla. Por otro lado, el descenso a los infiernos de Billy Hope (nombre del personaje al que interpreta Jake Gyllenhaal) se parece a horrores al que sufrió Holt McCallany en la siempre recomendable serie Lights Out (El Declive de Patrick Leary). Sutter, como guionista, se pasa de frenada en el que es su primer libreto para una largometraje al no entender que en un film no tiene el mismo tiempo para desarrollar el drama que el que tiene en una serie y arroja al personaje al pie de los caballos a una velocidad que deja sin aliento al espectador y no por el ritmo que Fuqua imprime a la acción, sino porque todo es tan repentino y desafortunado que el desdichado púgil sobre el que gira la trama parece víctima de una maldición gitana ya que las desgracias parecen hacer cola en la puerta de su casa.
Pero claro, el resultado podría haber sido contenido con Antoine Fuqua, pero este último parece que se inhibe al decidir que la gestión de tiempos no importa. Por momentos parece que todo ocurre muy deprisa para la enorme cantidad de descalabros a los que tiene que hacer frente el protagonista. Por otro lado, los momentos en los que nuestro héroe hace justicia al título en castellano de la cinta, están tan poco enfatizados que el espectador toca el clímax sin llegar a él por lo que la satisfacción ante la redención es mínima. Si hubieran jugado con solo una carta quizás el resultado hubiera sido más grato pero al querer demoler por completo todos los aspectos de la vida de Billy Hope el discurso, al que el llorado James Horner puso música, consigue el efecto contrario del deseado creando un nuevo caso de más convertido en menos. Aun así y a pesar de todo lo escrito, la cinta no se hace para nada larga aun superando las dos horas de duración. Los combates, pasados por el tamiz del efectismo cinematográfico, no están mal y aunque podrían haber arriesgado con un aspecto visual más innovador (como el visto en la gran pelea de Rocky Balboa), ponen la garra necesaria para sobresalir en la ristra de clichés dramáticos relativos al pugilismo del que hace gala la producción.
Completa el reparto la guapísima Rachel McAdams con un pequeño papel, Forest Whitaker (bastante perdido desde El último Rey de Escocia) y la joven Oona Laurence a la que pudimos ver en Malas Madres. Esperaba muchísimo más de Redención aunque la recomiendo, especialmente a aquellos aficionados al cine que no tengan vistas demasiadas producciones vinculadas al siempre atractivo mundo del boxeo.
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