Miscelánea Literaria: 'La cena de los idiotas' llena de carcajadas el Teatro Calderón

Cartel.
La programación de los teatros de la capital castellana se llena de comedias en busca de una acogida buena por parte del público en el marco de las fiestas de la ciudad, en honor a la Virgen de San Lorenzo, a mediados de septiembre.
“La cena de los idiotas” capitaneada por Josema Yuste, Felisuco y Agustín Jiménez, llenó de risas un Calderón prácticamente lleno, en esta adaptación de la homónima francesa de Francis Veber, que también ha sido llevada a la gran pantalla, tanto en el país galo como en Estados Unidos.
La trama
El argumento se mantiene fiel al original: un punto de partida que desmoronará los planes bien puestos del señor Carlos Bermúdez (interpretado por Yuste) al invitar a una de sus famosas “cenas de idiotas” a Francisco Piñón (Agustín Jiménez) , un inspector de Hacienda que hace maquetas con cerillas en sus ratos libres, y que no hará otra cosa que meter la pata una y otra vez.
Plagada de situaciones cómicas que lograron que las butacas se estremecieran de la risa, no dejaba de lado, al final, un momento de reflexión y una moraleja en relación con la personalidad de Bermúdez, que demuestra en más de una ocasión ser, sencillamente, mala persona, y por quien, a pesar de todo, hay quien se preocupa.
Los personajes
En el terreno de las interpretaciones, destaca sin lugar a dudas el logradísimo papel que nos brinda Agustín Jiménez como Francisco Piñón, con todos y cada uno de sus temblores, de titubeos y de matices que le dan una absoluta credibilidad. Josema Yuste y Felisuco cumplen sin pena ni gloria, ya que la actuación de Jiménez en términos absolutos, les eclipsa, aunque con esto no quiero hacer de menos el trabajo de ninguno. 
 Imagen de una representación extraída de http://sientecadiz.com
Solo dos mujeres con aparición escasa sobre las tablas ponen el punto femenino, totalmente opuestas entre ellas: Esperanza Lemos y Natalia Ruíz encargadas de dar vida a la esposa y una amante ocasional de Bermúdez. Una, distante y quizá un poco más fría. La otra, por cómo la describen, una “ninfómana y una chiflada”. Ninguna de las dos hace demasiado acto de presencia, aunque el personaje de la mujer desvela que debajo de toda la fachada de su marido, en el fondo hay, o eso parece, un pequeño corazoncito.
Humor fácil
Así a ojo, el 70% del tiempo que duró la representación estuvo coreado por las múltiples carcajadas de los asistentes, que llenaban el patio de butacas y los palcos hasta donde daba la vista (hasta donde no, no puedo afirmar si el lleno era absoluto) con un humor fácil, complaciente pero sin rozar la grosería, en el que cabían guiños actuales propios, como una referencia a “Sálvame”, el programa de cotilleos de Telecinco, o alguno de política, amén de la frase “Hacienda somos todos”.
La anécdota
Tras los saludos y los aplausos al término, Yuste consiguió un momento de silencio para despedir la función asegurando que es un honor actuar en uno de los teatros más bonitos que tiene el país, hablando con “causa” de ello, además de ser esta la ciudad en la que nacieron sus hijos, aunque a él también se le asocie a esta, “ya me gustaría, pero soy de Madrid”, afirmaba entre risas.
En definitiva, un rato agradable en una programación de fiestas que busca atraer al mayor público posible, a pesar de que el fallo sigue siendo que la media de edad se encontraba por encima de los cuarenta años, como suele ser habitual.