Misericordia (Mikkel Nørgaard, 2013)

Fincher, noir y crimen nórdico

Misericordia es la primera de las películas basadas en la serie de novelas negras del autor danés Jussi Adler-Olsen, Los casos del departamento Q. A estas alturas no vamos a descubrir el boom de la novela criminal nórdica, cuyo máximo exponente sigue siendo el best-seller de Stieg Larsson. De hecho, en esta serie policíaca -los otros dos títulos cinematográficos son Profanación (2015) y Redención (2016)- se comparten, además de director, fotografía (Eric Kress) y guionistas. El libreto de esta primera película lo firma Nikolaj Arcel y ya en la segunda cinta va acompañado de Rasmus Heisterberg. Ambos fueron los dos guionistas de la primera versión cinematográfica -la sueca- de Los hombres que no amaban a las mujeres, basada en el primer libro de la trilogía Millennium de Stieg Larsson. Podríamos decir que literatura y cine de aires nórdicos se retroalimentan para conseguir y mantener un sello único. Y lo cierto es que lo consiguen.
Misericordia adapta el primero de los libros de Adler-Olsen, publicado en España en 2010 bajo el título de La mujer que arañaba las paredes. Por cuestiones de márketing, supongo, aquí se optó por Misericordia para titular la película. En su original es Kvinden i buret, que viene a ser algo así como La mujer en la jaula, aunque en su versión inglesa también se la conoce como The keeper of lost causes (El guardián de las causas perdidas).El detective Carl Mørck (Nikolaj Lie Kaas) es relegado a una nueva sección implementada por el Ministerio de Justicia. El Departamento Q se encarga de revisar los casos archivados y cerrarlos definitivamente, por lo que Carl se pasará sus  horas de trabajo sentado en una mesa entre papeleo y expedientes junto a su nuevo compañero Assad (Fares Fares). Lo que ocurre es que, tras demasiados años en el Departamento de Homicidios y debido a sus dotes detectivescas, a Carl le llamará rápidamente la atención uno de los casos archivados. A Marete Lyngaard (Sonja Ritcher), una joven promesa de la política, se la da por muerta en 2002. Por falta de pruebas, la policía cierra el asunto apuntando el suicidio como posible causa de la muerte, pero Carl pronto descubrirá que se cometieron varias irregularidades y reabre el caso.

Nikolaj Lie Kaas y Fares Fares dan vida a Carl y Assad, los dos agentes encargados de los archivos almacenados en el Departamento Q.

Lejos de ser una obra memorable, Misericordia funciona a la perfección. Tiene las dosis justas de tensión, entretiene de lo lindo y se mantiene fiel a los códigos de la novela negra. Desconozco si sigue al pie de la letra los textos de Adler-Olsen -no he leído sus novelas- aunque todo parece indicar que lo hace. Principalmente porque la película toma una estructura muy literaria, un juego en el que se nos presenta a los personajes y se van poniendo sobre la mesa las diferentes pistas del caso en cuestión. Así hasta que se van atando cabos y todo va encajando a la perfección con algún que otro giro argumental.
¿Hay tópicos en la película? Por supuesto, para dar y tomar. Pero no es nada relevante si tenemos en cuenta que todas las cintas cortadas por el patrón de la investigación policíaca siguen la misma estructura. En Misericordia tira más una atmósfera muy bien tratada, fría en exceso, y aunque en su arranque nos pueda sonar al episodio piloto de cualquier serie -pongamos como ejemplo aquella Caso abierto-, se va asentando con contundencia hasta meterse al espectador en el bolsillo. Organizada de forma lineal y echando mano de diversos flashback muy bien llevados, toma especial fuerza la textura que se le imprime al film, que recuerda demasiado al tratamiento de David Fincher, jugando con la claustrofobia y la sordidez de los ambientes que retrata. Pero sobretodo, la película de Nørgaard engancha por la química existente en su pareja protagonista que pienso que es la principal culpable de envolver al espectador y dejar con ganas de más. Junto a ellos nos encaminamos a resolver un misterioso caso a través de un montón de pautas ya bastante trilladas en un conjunto bien solucionado y muy eficaz.