Misión Olvido

Me imagino que mis retinas entienden que llegar a las penúltimas páginas no es algo grato y que el fin se acerca irremediablemente. Ese fin que una está deseando saber nada más empezar a leer -por el ¿valdrá la pena?- y que cuando va a llegar, pues eso, el nudo en la garganta me acontece y mis deditos fallan al arrastrar las cibernéticas páginas de mi tablet.

Eso es lo que ha supuesto para mí Misión Olvido, un libro genialmente bien escrito y con una historia interesante -que no espectacular ni de otro mundo- que contar.

Justo hace dos años que terminé el libro que me descubrió a su autora, El tiempo entre costuras. Aquel fue uno emocionante, intrigante, con nudos en el estómago cada dos por tres y con vidas en peligro. Este es uno más sosegado, que te acerca a una profesora de universidad que necesita olvidar y poner tierra a la realidad, que cruza el charco y que se ve inmersa en una trama de viejas españas, misiones y vidas cada vez menos ajenas.

Me encanta como involucra las dos lenguas en la obra, como inserta el inglés y el español como si nada, sin comillas o cursivas, con situaciones naturales y cercanas. Me gusta como hila la historia y como no te resulta pesada a pesar de no tener demasiado que contar y gracias a que está demasiado bien contada.

Porque, en resumen, es eso: una historia espléndidamente escrita que me ha regalado tardes y tardes junto a mi café de las 3 y cuarto a la espera de la entrada laboral.

Mi retina no podía más al final y derramó un par de lágrimas tras el último toque de pantalla, la pantalla no echó humo ni se reblandeció cual nostalgia de papel, pero si que se nublaron las letras y me faltó ese cierre de tapas duras tras la última página y el olor a libro acabado.

Los tiempos cambian, pero no se olvidan… Ni siquiera con una misión.