Es más que probable que todas las personas que estén leyendo estas líneas hayan escuchado alguna vez las palabras ‘síndrome premenstrual’, asociándolo a una especie de sacudida hormonal que revoluciona a muchas mujeres y las convierte una vez al mes en una bomba de relojería emocional
Definir en qué consiste el síndrome premenstrual o SPM resulta algo complicado debido a los muchísimos síntomas tanto físicos como emocionales (más de 150) que diferentes investigadores han propuesto a lo largo de los años. Donde sí hay más consenso es en el momento de su aparición, en torno a la última semana de la ovulación, debilitándose y desapareciendo en la menstruación o pocos días después.
Algunos de esos 150 síntomas propuestos son irritabilidad, cambios de humor, ansiedad o llanto.
Si al llegar a este punto nos sentimos identificadas con la mayoría de los síntomas propuestos, ¿por qué hablamos entonces de mitos que rodean al síndrome premenstrual? A continuación enumeramos las creencias más extendidas sobre el SPM y los resultados obtenidos hasta el momento:
- “Tengo síndrome premenstrual porque cada mes me convierto en una montaña rusa emocional. Río, lloro, me enfado y quiero… todo al mismo tiempo”
La psicóloga Robyn Stein DeLuca defiende que experimentar algunos de los numerosos síntomas propuestos no es equivalente a sufrir un trastorno. Sería absurdo negar que estas dolencias suelen aparecer, pero sentirlas no es sinónimo de algo más grave, al igual que tener ansiedad o estar deprimido alguna vez no se traduce automáticamente en padecer un trastorno de ansiedad o depresión.
- “La mayoría de las mujeres tienen SPM”
Los criterios para diagnosticar este síndrome variaban de una investigación a otra, dando como resultado que entre el 5% y el 97% de las mujeres podían tener SPM, o lo que es lo mismo, todas y ninguna.
Hace varios años se desarrolló el trastorno disfórico premenstrual, que con criterios de evaluación más específicos establece que es entre el 3% y el 8% de las mujeres las que realmente presentan un malestar clínicamente relevante en la ovulación, combatiendo esta creencia socialmente extendida.
- “Hay tratamientos específicos que ayudan a combatirlo”
Como ya hemos dicho, incluso las investigaciones más recientes siguen sin poder determinar científicamente la existencia firme de estos síndromes, por lo que no existe una intervención psicológica específica para tratarlos.
Por ejemplo, si tenemos ansiedad y repercute negativamente en nuestra vida diaria podremos trabajar para reducir nuestro malestar sin necesidad de englobarlo dentro de la etiqueta del SPM para que adquiera mayor importancia.
Justificar que sentimos emociones desagradables como rabia o tristeza por estar “en esos días del mes” contribuye a que invalidemos nuestras propias emociones y que no reflexionemos sobre la verdadera causa de por qué nos estamos sintiendo así.
¿He reaccionado de forma irritable por mis hormonas o es que realmente me ha dolido lo que ha sucedido?
Aceptar las emociones como algo inherente al ser humano nos ayuda a identificar cuándo lo que estamos sintiendo es lo adecuado (a pesar de generarnos malestar) y cuándo nos estamos desbordando, facilitando que iniciemos el proceso de regulación emocional para volver al punto de equilibrio.
No olvidemos que todos sentimos todas las emociones, tanto las agradables como las menos aceptadas socialmente.
Si quieres saber cuales son las causas de la depresión pincha aquí