Monster Hunter, El nuevo mundo digital

Por Victor Fernández.

El famoso videojuego de rol Monster Hunter, creado por la empresa Capcom y cuya primera entrega fue lanzada en 2004, llega ahora en su adaptación a la gran pantalla de la mano de uno de los expertos hollywoodienses en el terreno de la adaptación gamer. Paul W.S. Anderson, director de la franquicia Resident Evil o la criticada Mortal Kombat (1995), se lanza de nuevo a un espectáculo de pura acción digital junto a su mujer y actriz de cabecera Milla Jovovich. El tándem formado por ambos lleva años ofreciendo un cine visualmente atronador que, sin embargo, levanta amor y odio en los espectadores.Los fans de los videojuegos o de los hechos históricos, en el caso de otras cintas del director como Pompeya (2014) o Los tres mosqueteros (2011), tachan al cineasta de engañoso e incapaz de trazar una historia con sentido, casi siempre infiel a lo que adapta. Por otro lado, son muchos los que hablan de vacío en el cine Anderson, donde el ruido no deja espacio a nada más que una ostentosa opereta de disparos, explosiones y peleas sin hilo narrativo. El cine de Anderson, claramente, no brilla por su capacidad de desarrollar grandes diálogos. Tampoco por armar escenas que logren escapar de lo convencional.

En Monster Hunter, la historia apenas está comenzando cuando se nos abalanza sobre la cara sin preguntas ni respuestas. Un grupo de militares se ve absorbido por una tormenta, en medio de una misión, que les lanza al Nuevo Mundo, un lugar plagado de monstruos a los que la teniente Artemis tendrá que hacer frente con la ayuda de un hombre misterioso que pertenece a aquel lugar. De esta forma, llevados rápidamente a la acción por un montaje frenético y multitud de planos con drones, la película resume a sus personajes con dos frases cliché y los lanza a la aventura. Anderson no pretende crear un laborioso trasfondo humano, sino que está más interesado en la libertad creativa que le ofrece el mundo digital y de los efectos especiales.

De este modo, comienza lo realmente interesante. La construcción visual del cineasta tiene, sin lugar a dudas, un marcado sello personal. Uno donde las imágenes digitales casi se absorben unas a otras, pero con un sentido del espectáculo que no cae en lo ininteligible. Su forma de rodar es clara. Las escenas de batalla, tanto las más grandes -con cientos de efectos especiales-, como las más pequeñas -esas luchas cuerpo a cuerpo entre los protagonistas-, tienen un ritmo ágil y una atractiva cualidad donde la imagen se amolda a un montaje frenético, pero sin perder un sentido de la construcción de espacios o movimientos.

Por ello, al igual que se le puede criticar una elaboración pobre de las tramas narrativas, a Anderson también hay que alabarle la facilidad que tiene para construir set pieces de acción bien rodadas. Son películas de carcasa, pero no siempre estas consiguen una buena calidad. En el caso del director inglés, su espectacularidad tiene, al menos, un interés visual más elevado. Aun así, se echa de menos algo más. La película se ve con facilidad, pero tan escaso acercamiento humano la deja en un terreno de frialdad con el que es difícil conectar. Por ello, incluso sin parar un segundo en su acción, la película puede hacerse pesada por momentos. También excesivamente disparatada en su parte final, con un clímax apabullante en lo técnico, pero ridículo en lo argumental.

Monster Hunter es, en definitiva, puro Paul W.S. Anderson. Un cine donde lo digital es el principal interés, y donde la creación artística, desde este punto de vista, adquiere matices bastante elevados, pero que como película compacta acaba echando en falta una profundidad más trabajada en sus personajes y tramas. Y todo ello sin entrar en el terreno de la adaptación. Quien esto escribe nunca ha jugado a los videojuegos y, por lo tanto, ha querido centrarse única y exclusivamente en lo cinematográfico. Como es habitual, el cineasta seguirá levantando sentimientos encontrados. Por ello, que cada uno elija qué le parece más importante al acercarse al cine de este director. Por nuestra parte, siempre quedará espacio para reconocer una apuesta por lo audiovisual que juguetea con talento en la construcción de un desenfreno digital bien elaborado.

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##check## Lo bueno

La capacidad de Paul W.S. Anderson para crear desde lo digital.

##times## Lo malo

Que el cineasta no sepa cuidar igual de bien su lado más narrativo.

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Ambientación 7.5

Buena. Anderson crea un mundo peculiar, donde el desierto se convierte en un infinito monstruoso.

Desarrollo de Personajes 4.5

Muy flojo. A pesar de que los dos protagonistas acaban teniendo cierta química, que se agradece, el desarrollo humano de sus personajes está prácticamente ausente

Argumento / Guión 5.0

Muy flojo. A pesar de que los dos protagonistas acaban teniendo cierta química, que se agradece, el desarrollo humano de sus personajes está prácticamente ausente.