Por Bernardo Villar
En esta vida solo hay dos opciones: o enrolas a tu visión o te enrolas en la visión de otros
Motivar es el acto de dar motivos, razones para tomar una acción determinada. Hay personas profesionales de la motivación, oradores que viven de pararse frente a multitudes para hablarles de tal modo que encuentren razones para tomar una acción determinada. Normalmente te hablan de lo grande que eres y de cómo serás feliz al concretar tus sueños o una meta determinada. Estas conferencias son especialmente populares en empresas que buscan elevar el rendimiento de sus vendedores. Los resultados son increíbles, después de horas de repetirte lo excelente que eres y hacerte ver todo lo que habrá para ti si consigues tus objetivos (que son en realidad los de la empresa, los tuyos son lo que recibirás a cambio). Estas conferencias se dan periódicamente y en especial en las grandes convenciones a las que los participantes se desplazan desde muy lejos para recibir esta inyección de adrenalina.
Y como digo, funciona. Al menos para la empresa y para aquellos cuyo único sueño sea la recompensa prometida.
¿Pero por qué son tan seguidas? Porque el espacio emotivo que causan es pasajero y requiere volver a causarse para mantener a los participantes en ese espacio.
Mi punto aquí no es si la motivación personal funciona, ya he dicho que así es. Mas bien es una pregunta la que me da vueltas en la cabeza: ¿Por qué requieres que alguien te motive, es decir, te de motivos o razones para hacer algo?
Cuando estás claro de lo que estás comprometido a crear, esa visión personal es toda la motivación que necesitas. Una visión poderosa te saca de la cama cada día y te mantiene en movimiento sin que nadie tenga que recordarte nada. Y esto es por su cualidad más importante: tu visión es tuya. Por eso es importante y por eso estás dispuesto a todo para materializarla. No es una visión que te es ajena que alguien te contrató para que le ayudes a crearla.
Y aclaro que no tiene nada de malo enrolarse en una visión que por estar alineada con la tuya haces propia. En esta vida no mas que dos opciones: o enrolas o te enrolas. Todos todo el tiempo enrolamos y nos enrolamos en muchas visiones. El asunto está en si yo me enrolo o me enrola alguien, si yo enrolo o inspiro a otros a enrolarse en mi visión.
En resumen, mi opinión personal es que si requieres que alguien constantemente te motive tienes un grave problema: Tu visión no está siento lo suficientemente importante para ti como para que el solo hecho de tenerla te mueva a construirla.
Insisto, esta es una opinión personal, ¿tu qué opinas?