La figura de Mozart como un hombrecillo con peluca y medias de seda, epítome aniñado de la gracia etérea, de la sencillez y el fino encaje, es tan novelada como extendida.Ese Mozart ficcional se asienta sin embargo en un curioso principio de verosimiltud de su tiempo: la novela fue uno de los grandes acontecimientos estéticos del siglo XVIII. El otro, sin duda, la Forma Sonata, que Haydn y Mozart, su discípulo y amigo, convirtieron en el principal artefacto discursivo de esa época.La sonata, en efecto, fue la gran construcción intelectual que sucedió a la fuga bachiana. Según el musicólogo Enrico Fubini ha sido uno de los modelos más significativos por medio de los cuales se pudo expresar la perfección de un momento histórico "tan denso y problemático como fue el tránsito de la cultura iluminista a la romántica".
Tal vez si el receloso París hubiera mirado con mayor agudeza a Viena hubiera descubierto las potencias que asomaban entonces debajo de los viejos hábitos. Allí estaba Haydn, servidor de la casa Esterházy, con su librea de criado, puliendo la nueva modalidad organizativa de la música sin pedirle prestado a ningún otro género.
Recordemos: la suite tenía el esqueleto del ceremonial danzario. El concerto grosso y el concierto solista tripartito de tipo vivaldiano apoyaban una pata en el melodrama italiano. Es la sonata el territorio donde la música se despoja de la "librea" antes incluso que los propios compositores, se absolutiza, conquista su propio ámbito.Quizá sea la Forma Sonata de Haydn -y en especial el cuarteto- la que más se aproxime a los ideales musicales del iluminismo. El cuarteto haydniano es resultado de una contingencia. Karl Joseph von Furnberg lo invitó a hacerse cargo de la dirección de las actividades musicales de su residencia en Weinzirl, cerca de Melk. El aristócrata venido a menos no tenía en 1759 fondos necesarios para sufragar una orquesta sino un modesto conjunto. Y Haydn se puso escribir para cuarteto.El abandono de la denominación divertimento fue un acto fundante. Haydn tiene una vocación de claridad permanente, es el don del discurrir y conversar, la alegría por la invención temática.En él, los temas brotan como matrioshkas, uno detrás del otro, y todos de la misma matriz. Es posible imaginar el profundo impacto que provocó su audición en Mozart. No fue casual que los haya tomado como modelo para armar luego su propio desvío. Gracias a Haydn, dijo alguna vez, aprendió "cómo se deben escribir cuartetos". Los cuartetos de Mozart están claramente diferenciados por período: Los primeros intentos datan de 1770. A principios de 1773, es decir, a los 17 años, ya ha escrito seis cuartetos, llamados Italianos porque remiten al lugar donde fueron compuestos. Son típicamente "galantes", en el estilo de la ópera italiana. Los seis cuartetos vieneses, de agosto y septiembre de 1773 ya tienen el sello de la influencia de Haydn. Al escucharlos, éste dijo al padre, don Leopold, "os aseguro por mi honor que considero a vuestro hijo el compositor más grande que haya oído jamás".El agradecimiento de Amadeus quedaría documentado en su madurez. Los seis cuartetos dedicados a Haydn son uno de los puntos culminantes de su producción camarística. Dos años de trabajo, de indagaciones y revuelo.
El primero, en Sol Mayor, fue terminado el último día de 1782, el segundo, en Re Menor, en junio de 1783, el tercero, en Mi Bemol mayor, en julio de ese año. Los últimos tres cuartetos (Si Mayor, La Mayor y Do Mayor) fueron realizados entre noviembre de 1784 y enero de 1785 y el propio Mozart los describió como fruto de un "doloroso trabajo". Entre los últimos cuartetos se encuentran también los conocidos como Prusianos. El cuarteto Mosaïques los grabó a principios de este año que agoniza para completar unaserie de discos notables que inició un lustro atrás (y que ahora acaban de ser reeditados con un nuevo packaging). La confrontación con Mozart es siempre reveladora: la peluca empolvada se trastoca en un magma, un universo tan sombrío como intenso. La "transparencia" es apenas un espejismo que oculta el misterio.En los últimos cuartetos se atesoran algunas de las perlas más preciadas del compositor. ...