Revista Cultura y Ocio

Mr. Boyd – My Life Story

Publicado el 07 junio 2020 por Srhelvetica

Reencontrarse con un disco que hacía años que no escuchabas supone, en cualquier caso, una curiosa experiencia: contra el viejo cliché de la forma en que el paso del tiempo ha tratado (mejor o peor) a los discos, la única realidad verificable es que la música sigue siendo la misma, y somos nosotros quienes en realidad envejecemos (mejor o peor, esto vale también para nosotros). Lo anterior viene al hilo de una costumbre adquirida con el paso de los años, y que sin ser buscada ex-profeso ha acabado por convertirse en una constante: el intento de llevar siempre en el coche un CD con alguna novedad (o si no lo es tanto, al menos sí una compra reciente), pero “obligarme” a llevar también un disco que prácticamente se me había olvidado, o que acabó cansándome, o simple y llanamente un disco de esos que compré en el excitante momento del impulso, y luego no supo encontrar un sitio a la altura de mis expectativas.

Llevo ahora en el reproductor de cedés del coche el fastuoso “The Golden Mile” de My Life Story, un disco al que dediqué unas cuantas escuchas en aquellos últimos años del pasado siglo, ebrios de Brit-Pop, y que por una razón o por otra había quedado algo arrinconado ¡Caramba, qué bien suena aún! Nunca fui muy amigo de la pasadísima “12 Reasons Why I Love Her“, ahí siempre tuve la sensación de que a Jake Shillingford se le había ido la mano en la dosis de dandismo morrisseyano (¿se me admite el adjetivo?), pero en cuanto aquella orgía de violines terminaba venía enseguida en mi rescarte “Suited & Booted“, con ese estribillo tan gloriosamente Burt Bacharach, y aquello era cosa fina. Qué cosa tan rara que cueste tanto encontrar información (en castellano, desde luego, es inexistente) de un disco que tan fácilmente podría haber logrado el estatus de alguno de sus coetáneos, y qué sorprendente resulta saber (de esto acabo de enterarme al buscar la pista para insertarla en el post) que My Life Story resucitaron en 2019 con un inesperado cuarto largo, “World Citizen“. Habrá qué darle una escucha, a ver qué se cuenta Shillingford veintipico años después de sus años de (modesta) gloria.

Entre mis favoritas de aquel segundo disco, la cumbre de su carrera (Parlophone, 1997, no te digo nada y te lo digo todo) estaban también “The King Of Kissingdom” y esta canción que protagoniza el post de hoy que, sorpresa, no es en realidad una composición propia, sino una versión del primer sencillo de ¡atención! unos tales Argosy ¿Que quiénes eran estos Argosy y por qué hago hincapié en ellos? Pues ojo, porque el compositor principal del grupo era un jovencísimo Roger Hodgson, quien con 19 años aún estaba lejos de imaginar el exitazo que tendría años después al frente de Supertramp. Hodgson había conseguido un contrato para publicar dos sencillos, el primero de los cuales fue precisamente este “Mr. Boyd“, publicado en 1969, y para cuando andaba preparando el segundo lanzamiento, allá por agosto de ese mismo año, se cruzó en su camino un tal Rick Davies, y hala; adiós muy buenas Argosy, hola (primero pensaron en llamarle Daddy, pero bueno) Supertramp.

No se vayan todavía, aún hay más: el que seguramente tuvo que quedarse algo fastidiado con la marcha de Hodgson fue el teclista de aquel grupo de breve existencia. Respondía al nombre de Reginald Dwight, y cuando el hombre vio la espantada supongo que empezó a darse cuenta de que le iría mejor por libre, y a barruntar planes lejos de tránsfugas y aprovechados. No le fue mal. Años más tarde, el mundo le conocería con un nombre artístico mucho más fácil de recordar: Elton John.

Vamos entonces con “Mr. Boyd“, una canción mucho más chula de lo que el mundo recuerda (Con Jose María Cano, de nuestros Mecano, me siento tentado de hacer una excepción: casi se puede cantar su conocido “Me Cuesta Tanto Olvidarte” de pé a pá sobre sus notas). La versión original, si tenéis curiosidad, podéis escucharla aquí, una canción pop de lo más digna en esos años en los que lo que no llevaba la firma de The Beatles pasaba a segunda fila.

Me gusta lo que hace Jake Shillingford con el tema, un fino ejercicio de equilibrio sobre el alambre que va de Morrissey a Jarvis Cocker sin caer en el abismo de -no olvidemos que lo de este chico era puro chamber pop– la ampulosidad. Los fastuosos arreglos de vientos y cuerdas acercan al terreno del drama a una canción de por sí inflamable, pero la cumbre del tema no se alcanza hasta la pertinente y muy eurovisiva subidita de medio tono, y una generosa ración de lalalás capaces de prender un escenario en llamas: como para decir que no.

ó Publicado en: Canciones EscondidasEtiquetado: 1997, Argosy, My Life Story, Parlophone, Pop, The Golden Mile, VersiónEnlace permanenteDeja un comentario

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