"Era como si hubiera dado con el secreto de la longevidad. Residía en la calma. La calma era el manantial de la confianza en uno mismo, y la confianza en uno mismo permitía librarse de angustias y preocupaciones inútiles. Permitía tomar decisiones que prolongaban la propia vida. La confianza en uno mismo miraba al porvenir".
Muerte con pinguino es una curiosa y original novela cuya reseña no sé muy bien cómo enfocar. La novela fue escrita hace 20 años y ahora se ha reeditado en nuestro país de la mano de Blackie Books.
Conocemos a un escritor venido a menos, Viktor, que, ante el cierre del zoo por falta de medios, adopta a un pinguiño, Misha, que tampoco anda muy católico. Nuestro protagonista encuentra un trabajo peculiar: escribir necrológicas que contengan las breves biografías de personas (de relevancia pública) todavía vivas. El problema surge cuando esas personas empiezan a morir y la vida del protagonista se complica...
Estamos ante una novela que no puedo recomendar a todo el mundo, pero que a mí me ha cautivado por lo peculiar que es, por lo diferente a mis lecturas habituales, por su originalidad; protagonizada por un hombre que no deja indiferente, cuya apatía vital llega a límites inospechados, incluyendo situaciones en la que su vida corre peligro. No sabe decir no. Ni siquiera es como Bartleby. Por no decir, no dice ni el "preferiría no hacerlo".
Muerte con pinguino es difícil de clasificar. Contiene tintes de novela negra, pero no lo es en sentido propio, no tiene el ritmo característico del género; es más, se llega a tener la sensación (falsa) de que no pasa nada. Había leído, no recuerdo dónde, que estaba narrada en primera persona y que eso podía tener que ver en el ritmo, pero no, no está narrada en primera persona.
Estamos, en definitiva, ante una novela policíaca un pelín surrealista, con pinceladas de humor y de novela social que nos muestra la forma de vida de la Ucrania postsoviética de finales de los 90 a través del protagonista, una niñera, una niña, el pingüino y algunos secundarios más. Muy recomendable, aunque no apta para todos los públicos.