Si prestaron atención a la columna derecha de este blog (justo debajo de "¿Te ayudo a encontrar mis recetas?"), ya habrán encontrado el link para poder seguir Bouquet Garni Receta a través de Bloglovin' sin mayores complicaciones (¡¿Cómo que todavía no hicieron el cambio?! ¡Vamos! ¡A poner los dedos en acción! y en un minutito estará terminado el trámite, sin mayores inconvenientes y con gran efectividad).
Ahora sí, ¡A cocinar! que para eso estamos aquí...
Unas semanas atrás, les presenté mi Cheesecake de dulce de leche y ricota y algunos de ustedes me comentaron que nunca habían probado el dulce de leche. Aunque este dulce me parezca lo más natural del mundo, sé que para quienes no viven en Argentina conseguirlo, a veces, puede transformarse en toda una odisea (pese que lo exportamos y todo). Es por eso que quiero proponerles esta receta que, por un lado, me permite enseñarles a preparar un dulce de leche casero súper exprés (que solía realizar mi mamá cuando yo era pequeña y estábamos de vacaciones de invierno) y, además, una preparación donde aprovechar ese dulce de leche (si son capaces de resistir la tentación de comerlo a cucharadas...).Cuando digo que esta receta de dulce de leche casero es súper exprés, digo también que es cero complicaciones. Nada de hervir la leche, agregar el azúcar, el bicarbonato de sodio, la vaina de vainilla y revolver, revolver, revolver; cuidar que no se queme ni se pegue, seguir revolviendo... No, esto será tan fácil como ir al supermercado, comprar una lata de leche descremada condensada azucarada 0% grasas de 395 gramos (o la que sea de tu preferencia), llenar una olla con agua, colocar la lata de leche condensada (sin la etiqueta) en su interior, verificar que el agua cubra muy bien la lata (mejor si la supera por muchos centímetros) y poner la olla al fuego para que hierva.
Una vez que el agua rompa el hervor, deberás dejar que el contenido de la lata se cocine por unas 2 horas y media ó 3. Lo único que deberás cuidar es que nunca baje el nivel de agua; es decir, que nunca quede la lata al descubierto.Si llegaras a necesitar más agua para compensar la que se irá evaporando de la olla, deberás incorporar agua hirviendo para no bajar la temperatura de la cocción.
Pasado ese tiempo, apagarás la hornalla y dejarás que la lata y el agua se enfríen en el interior de la olla. Entonces y solo entonces, abrirás la lata de leche condensada y la magia se habrá consumado: un dulce de leche casero súper exprés sin mayores complicaciones se presentará ante tus ojos. Espeso y algo más claro que el comercial (porque no contiene bicarbonato de sodio), este dulce de leche es muy sabroso y apto para utilizarse en casi cualquier receta como reemplazo de su hermano mayor (el industrializado).
Para conservarlo, lo colocarás en un frasco limpio y esterilizado. Si nadie se tienta y lo come de a cucharadas, podrá durar en la heladera bien refrigerado unos 7 días.
Los fanáticos y fundamentalistas del dulce de leche (argentinos, en su mayoría) tengan a bien no arrojarse con ansia de sangre sobre mi yugular. Sé que esta receta no es el "auténtico" dulce de leche que en nuestro país conseguimos en variedades artesanales, reposteros, coloniales, actuales, tradicionales, light... Pero, es una opción económica, casera y muy sabrosa, bastante difundida para reemplazar (con la frente bien alta) al tradicional dulce, en regiones del mundo en que no es fácil de conseguir.
Ahora bien, quiero enseñarles una receta donde poder incluir este dulce de leche casero: unos Muffins de algarroba, miel y perfume de naranja (que si prefieren dejar sin rellenar también serán todo un éxito).
Para prepararlos necesitarán estos ingredientes.
¿Nos ponemos manos a la masa? En un bol, tamizá 200 gramos de harina leudante (o común) y 50 gramos de harina integral fina, junto con 3 cucharaditas de polvo para hornear y 1 cucharadita de sal.
Incorporá 4 cucharadas generosas de harina de algarroba (orgánica) e integrá muy bien todos los ingredientes secos.
Llegó el momento de añadir 125 cc. (1/2 taza) de leche descremada, 3/4 taza de miel (orgánica, mejor), 1 huevo ligeramente batido y 2,5 cucharadas de aceite neutro.
Con batidor de alambre, mezclá muy bien los ingredientes. Encima, rallá la cáscara de una naranja, así los aceites esenciales de la fruta caen sobre la mezcla, intensificando su sabor y perfume. Por último, añadí 1 tapita de extracto de vainilla.
Batí hasta obtener una mezcla homogénea. Con cuchara o manga repartí la preparación en pirotines que colocaste previamente en una muffinera (molde para muffins), rellenándolos hasta la 3/4 parte de su volumen.
Llevá a horno precalentado a 180°C por 30 a 35 minutos. Una vez que superen la prueba del palillo, dejalos enfriar sobre una rejilla.
Cuando estén bien fríos, llegó el momento de rellenarlos. Para ello, con la cuchara para preparar papas noisette, quitarás una porción de la cubierta de cada muffin, reservando esa especie de sombrerito o coronita de masa para utilizarla después. Esta operación dejará expuesto un hueco en la cubierta del muffin.
Con manga repostera (o cuchara, en su defecto), rellená cada hueco con el dulce de leche casero que preparamos (o el de tu gusto) bien frío y coroná los muffins con sus correspondientes sombreritos.
¡Voilá! ¡Muffins de algarroba, miel y naranja con relleno de dulce de leche listos para el té, café o mate! Si se atreven a prepararlos, les aseguro que resultarán un éxito absoluto.
Con estas cantidades obtendrán una docena de muffins regordetes, esponjosos, con una cubierta crujiente y relleno de dulce de leche.
El dulce de leche lo podés reemplazar por la mermelada de tu preferencia (frutos rojos, frutillas, arándanos, moras, ciruelas, naranjas - ya que la receta incluye piel de esta fruta -, manzanas...), crema de chocolate y avellanas, buttercream o podés comerlos sin rellenar porque estos muffins por sí mismos son una delicia.
No les recomiendo colocar mucha más harina integral que la que incluye la receta (a veces, hacemos nuestras propias proporciones por cuestiones de gusto) porque este tipo de harina es bastante astringente; unida a la harina de algarroba - que es también muy astringente - daría como resultado una masa muy pesada y dura (tensa).
En este caso, como se puede ver en la fotografía, la masa queda alveolada y esponjosa.
Permítanme que les cuente algunas de las características y propiedades o beneficios de la harina de algarroba para quienes no la conozcan todavía.
La chaucha del algarrobo blanco o negro produce una harina aromática y dulce que sustituye con ventajas al chocolate (e incluso al café) y brinda muchas propiedades nutricionales. Así, la harina de algarroba es rica en azúcares naturales, hierro (mucho más que el hígado vacuno), calcio (más que la leche), magnesio, fósforo, cobre, potasio, silicio y zinc. Tiene un 11% de proteínas, posee pocas grasas (pero, de excelente calidad), no contiene gluten (lo que la convierte en un alimento apto para celíacos) y es muy rica en vitaminas A, B1, B2, B3, C y D.
Además, es rica en fibras solubles que disminuyen las bacterias nocivas de nuestro intestino, incrementando los lactobacilos y posee propiedades antioxidantes.
Harina de algarroba, vainas y semillas de algarroba
Entonces, ¿estos muffins no les parecen la oportunidad perfecta para probar (y comprobar) el delicioso sabor y las propiedades nutricionales de la harina de algarroba? Les garantizo que no los defraudarán con su sabor irresistible, su corazón exquisito y cubierta crujiente. Pruébenlos y me cuentan...
Si se preguntan dónde conseguir este producto, les recomiendo que pasen a visitar la dietética o herbolario más cercano a sus hogares; seguro, quedarán impresionados con algunos ingredientes increíbles y deliciosos.
Espero que la propuesta les guste tanto como a nosotros (en casa, los muffins duraron lo que un pestañeo). Nos reencontramos la semana próxima. ¡Bon appétit!