Las historias de este libro son la prueba de que la naturaleza puede dibujarse sólo con palabras.
Belleza en estado puro. Nada de lo que diga va a hacer justicia.
BajaRecuerdo una tarde de verano de hace cuatro o cinco años cuando ese mismo amigo y yo salimos de paseo por los suburbios de Tokio. A eso de las ocho, cruzamos un puente sobre el tramo superior del Kanda. Era una indescriptible noche de luna llena. Los bosques y campos parecían envueltos en una blanca telaraña y el aire era purísimo. Sobre el puente, apoyados en la barandilla había un grupo de cuatro o cinco hombres. No dejaban de reír y cantar. (...) La luna resplandecía y bañaba la escena don su óvalo fuliginoso, que flotaba ante nosotros como un verso romántico. Nos unimos a ellos para disfrutar de la noche y contemplar el reflejo de la luz en el río. cada vez ue un insecto se posaba sobre la superficie, el agua se agitaba en ondas concéntricas más y más extensas. La corriente se internaba entre unos árboles describía un semicírculo y se escondía, La luz parecía quebrarse en lo alto de sus copas, brillaba y rebotaba de nuevo en la negra superficie del agua, de donde se alzaba una columna de vapor de varios metros de altura..."