Ésta es una historia de amor. Tal cual, así reza la contraportada de la novela. Lorenzo Silva avisa a navegantes y lectores para que nadie se llame a engaño, y la promesa queda más que cumplida en cuanto empezamos a percibir esa primera persona poderosa, esa voz profunda de Mónica dispuesta a contarnos su historia y la de Ramón, dos seres muy baqueteados por la vida, fugitivos ya de la juventud, uno más que otra, que se encuentran una noche y deciden darle una nueva oportunidad a sus destinos.
¡Qué fácil podría sonar! Lorenzo Silva aprovechando su tirón y su bagaje narrativo para colocarnos una novelita menor, apta sólo para almas enamoradizas e impresionables. Quien así piense errará, aunque si le sirve para comprarse la novela, bienvenido sea el error, al poco de empezarla se dará cuenta de que aquí no hay ñoñerías empalagosas ni romanticismos de manual, lo que hay son cicatrices que palpitan ante la posibilidad de que otras manos vuelvan a recorrer sus fronteras. Hay años pasados en balde en los que lo único que se podía hacer era lamer las heridas propias. Hay trabajos sobre los que no es fácil hablar, por causas muy diferentes, y sobre todo hay parcelas de silencio y privacidad ante las que sólo se pueden empuñar el respeto y la paciencia.
Si el amor se pudiera escribir con mayúsculas, estaríamos bastante cerca en estas páginas, porque también está presente, y sin renunciar a ninguno de los pasos más o menos habituales: localización y encuentro dubitativo, desajuste inicial de pasiones, demora caballeresca hasta comprobar si el poso permanece, diálogos de nadar y guardar la ropa, cotos privados para heridas antiguas, equipajes de temores, sexo reencontrado, ausencias y conversaciones a distancia, dolor por la pérdida presentida. Toda la panoplia sentimental volcada por un autor sosegado y que parece conocer el paño, o al menos conocer muy bien el paño que tienen que cortar sus dos personajes.
Y por si fuera poco, la música, una de las debilidades del autor, las canciones que tanto Mónica como Ramón se van intercambiando, no sólo para estrechar lazos, sino también para demoler las fronteras cronológicas que los separan. Hubiera sido una idea magnífica acompañar la novela con un cedé que recogiera todas las piezas, pero el lector curioso encontrará al final la lista de reproducciones de estos dos corazones hallados en mitad de la tormenta. Ojalá muchas de las historias de amor que se nos presentan en la literatura tuvieran la mitad de la autenticidad e intensidad que ésta.
Música para feos. Lorenzo Silva.Destino. Barcelona 2015. 215 págs. 18 euros.
(LA VERDAD, "ABABOL", 14/11/2015)