Revista Cocina
09/07/2015 - Comunidad
Valenciana,Medio Ambiente,Agricultura
Nace Quàntic, un vino inspirado en la Física Cuántica
de Partículas con la personalidad de La Montaña de Alicante
Es obra de Joan Fuster, Jordi Miguel y José Ignacio Latorre. El vino ha sido embotellado en la bodega El Celler La Muntanya y se convierte en el primero elaborado por un microviñero. La microvinya se encuentra situada en el paraje de SantCristòfol y representa todos los valores de las sierras de las comarcas de l’Alcoià y El Comtat.
Ha nacido Quàntic, un vino inspirado en la Física Cuántica de Partículas. Uno de sus autores, el doctor en Física de Partículas, Joan Fuster, ha encontrado en el vino la manera de estar en contacto con su tierra y con su gente. El vino contiene todos los valores del proyecto Microviña y, por supuesto, lleva el sello personal de sus creadores cuyo objetivo ha sido recrear todos los sabores de las sierras que envuelven las comarcas de L’Alcoià y El Comtat. El vino ha sido elaborado y embotellado en la bodega El Celler La Muntanya que ha prestado todo el asesoramiento necesario.
Esta es la historia –y, por cierto, una historia muy bonita- de cómo un afamado doctor en Física, miembro de algunos de los organismos más importantes a nivel mundial, en la élite de los estudios de Física cuántica de partículas, ha acabado embotellando su propio vino con el objetivo de volver a sus raíces, de estar en contacto con su gente, con su entorno, gracias, precisamente, al vino. Fruto de esta pasión por su tierra ha nacido Quàntic, un vino muy personal extraído con la uva cultivada en unos bancales abandonados durante décadas, situados en unos terrenos tan agrestes que nadie hubiera podido jamás imaginar que pudiera producir un sabor tan especial, tan exquisito. Hablamos de Joan Fuster, nacido en Alcoy en 1960, su mujer Maria José, de Cocentaina, presidente de la Comisión de Física de Partículas y Campos perteneciente a la Unión Internacional de Física Pura y Aplicada (IUPAP), profesor de Investigación del CSIC en el Instituto de Física Corpuscular (IFIC), centro mixto del CSIC y la Universitat de València, entre otras muchas nominaciones, y ahora… ahora también vinatero o, mejor dicho, microviñero. “Tenía que estar de nuevo con mi gente” Después de acabar sus estudios universitarios estuvo diez años fuera de España, repartidos entre Alemania y Suiza pero “llega un momento –dice Joan Fuster- que te planteas o el seguir avanzando en tu carrera profesional fuera de España o hacerlo en casa aunque eso signifique una menor visibilidad internacional y mayores esfuerzos”. “Posiblemente, confiesa este doctor en Física, mi carrera hubiera sido más sencilla si no hubiese vuelto, dadas las circunstancias en las que nos encontramos, aunque yo no me puedo quejar de lo conseguido, pero tenía que volver, tenía que estar de nuevo con mi gente”. Joan Fuster necesitaba de nuevo el contacto con su tierra y una manera de estar en contacto en esta tierra era a través del vino, de elaborar vino “un proceso muy complejo como he ido comprobando a lo largo de los años pero que te atrapa”. No buscaba elaborar un vino cualquiera, no. “Quería hacer vino, sí. Pero lo quería hacer en familia, con los míos. Hacer vino me ha proporcionado una experiencia increíble. He estado con mi padre muchas horas, más de las que jamás podía imaginar, hablando de la tierra, de la vid, de cómo se tenía que hacer esto o lo otro, a veces discutiendo. Hablar de vino con mi padre me ha hecho estar muy cerca de él. No podría haber estado tan cerca si hubiésemos tenido que hablar de Física Cuántica”. Dicho y hecho. Manos a la obra. Todos ayudaron a recuperar un terreno yermo, abandonado desde hacía décadas. Como en muchos bancales de las comarcas de l’Alcoià y El Comtat las vides fueron arrancadas para plantar almendros y olivos. Estamos hablando del año 1996. Por cierto, que la microviña –poco menos de una hectárea cultivable- fue bautizada como Sant Cristòfol, precisamente por encontrarse en esta partida rural, a los pies del Castillo de Cocentaina. Como el propio Joan Fuster confiesa, “los primeros vinos que salieron de nuestra viña fueron un desastre, pero enseguida vimos que era posible elaborar vino de esta tierra, así que no cejamos en un nuestro empeño. Al segundo año ya se podía beber”, dice Joan Fuster mientras sonríe evocando aquellos intentos. Con el asesoramiento de El Celler de La Muntanya Hace unos cinco o seis años todo cambió. Un domingo estaba escuchando Radio Nacional de España. Y allí estaba hablando Joan Cascant, padre del proyecto Microviña y propietario de la bodega El Celler La Muntanya de Muro. Cascant estaba explicando su filosofía, su intención de recuperar la tierra que le ha visto crecer, elaborar un vino respetuoso con el medio ambiente, proteger el paisaje. Un vino social que propiciara que se le pagase al agricultor un precio justo por su producto, un vino que representara la cultura de la zona. En definitiva, un vino que fuera sostenible, un vino para repartir riqueza y no para enriquecerse, que aportara otros valores al económico. “Y cuando le escuché –dice Joan Fuster- me pregunté: ¡Caramba! ¿Quién es este Joan Cascant que está copiando mis ideas?” Entre risas, el doctor en Física confiesa que “bueno, luego pensé que quizá fui yo quien le copié a él”. Al finalizar la entrevista la presentadora dijo que Joan Cascant era de Muro y ni corto ni perezoso Joan Fuster no tardó ni un segundo en llamarle. Y ahí empezó la relación Microviña-Sant Cristòfol. Con el asesoramiento de El Celler La Muntanya la vid de Joan Fuster empezó a crecer hasta conseguir sacar al mercado Quántic, el primer vino elaborado por un microviñero. El vino fue embotellado en las instalaciones de la bodega El Celler La Muntanya. ¿Cómo definir Quàntic? ¿Cómo se puede definir Quántic? Contesta el mismo Joan Fuster: “Es un vino que tiene todo el cariño, tiene mi sol y mi tierra. Tiene todos los valores de nuestro entorno y todo el trabajo que hemos realizado con nuestras propias manos, las mías y las de mi familia. No perseguimos cantidad, sino calidad, que tenga el sabor de aquí, que pueda describir nuestras sierras y, sobre todo que transmita todo el amor que hemos puesto en él”.
La curiosa etiqueta de Quántic Es un vino muy personal. Su nombre, Quántic, hace referencia a los estudios de Física Cuántica de Partículas y en su etiqueta el consumidor podrá observar lo siguiente: En la parte izquierda superior de la etiqueta se puede observar una fórmula que representa la radiación de fondo de microondas del Universo o temperatura media del universo, que es aproximadamente de 2’72 grados Kelvin. Vestigio de lo que fue la explosión inicial del Universo y que desde entonces continua expandiéndose y enfriándose. En la parte superior derecha, se puede contemplar un proceso de desexcitación por radiación de un fotón. En la parte izquierda inferior se ilustra la famosa paradoja del gato de Schrödinger. Con ello uno de los padres de la Física Cuántica explicaba algunos de los conceptos básicos que diferencian la Física Cuántica de la Física Clásica. En la parte derecha inferior se puede observar la producción de un suceso de gran misterio a día de hoy y objeto de futuros estudios. La producción de un estado con un quark top, su antipartícula y un bosón de Higgs. Las partículas más masivas que existen, los tops, con la partícula responsable de la masa, el Higgs. Es decir se juntan “el hambre con las ganas de comer”. Y por último se puede ver el valor de la constante de Planck que desempeña el papel central de la física Cuánticay representa el “cuanto” de energía de la naturaleza. Y en la otra etiqueta se puede leer: “La cosa más bella que podemos experimentar es el misterio. Es la fuente del verdadero arte y de todas las ciencias”. Una frase de Albert Einstein. Todo ello representa a la Física Cuántica. Todo ello es el sello personal de Joan Fuster, Jordi Miguel y José Ignacio Latorre, el sello personal de Quàntic. Todo el mundo puede elaborar su vino
Lo que ha demostrado esta experiencia de Joan Fuster y su vino Quàntic es que cualquiera que tenga una microviña puede elaborar su propio vino sin necesidad de tener una bodega. Ahora mismo existen unas 20 microviñas repartidas en las comarcas del norte de la provincia de Alicante y sur de la de Valencia. Con el asesoramiento del Celler La Muntanya y las instalaciones de su bodega en Muro de Alcoi, cualquier microviñero puede tener su marca de vino, su vino personal.
Es obra de Joan Fuster, Jordi Miguel y José Ignacio Latorre. El vino ha sido embotellado en la bodega El Celler La Muntanya y se convierte en el primero elaborado por un microviñero. La microvinya se encuentra situada en el paraje de SantCristòfol y representa todos los valores de las sierras de las comarcas de l’Alcoià y El Comtat.
Ha nacido Quàntic, un vino inspirado en la Física Cuántica de Partículas. Uno de sus autores, el doctor en Física de Partículas, Joan Fuster, ha encontrado en el vino la manera de estar en contacto con su tierra y con su gente. El vino contiene todos los valores del proyecto Microviña y, por supuesto, lleva el sello personal de sus creadores cuyo objetivo ha sido recrear todos los sabores de las sierras que envuelven las comarcas de L’Alcoià y El Comtat. El vino ha sido elaborado y embotellado en la bodega El Celler La Muntanya que ha prestado todo el asesoramiento necesario.
Esta es la historia –y, por cierto, una historia muy bonita- de cómo un afamado doctor en Física, miembro de algunos de los organismos más importantes a nivel mundial, en la élite de los estudios de Física cuántica de partículas, ha acabado embotellando su propio vino con el objetivo de volver a sus raíces, de estar en contacto con su gente, con su entorno, gracias, precisamente, al vino. Fruto de esta pasión por su tierra ha nacido Quàntic, un vino muy personal extraído con la uva cultivada en unos bancales abandonados durante décadas, situados en unos terrenos tan agrestes que nadie hubiera podido jamás imaginar que pudiera producir un sabor tan especial, tan exquisito. Hablamos de Joan Fuster, nacido en Alcoy en 1960, su mujer Maria José, de Cocentaina, presidente de la Comisión de Física de Partículas y Campos perteneciente a la Unión Internacional de Física Pura y Aplicada (IUPAP), profesor de Investigación del CSIC en el Instituto de Física Corpuscular (IFIC), centro mixto del CSIC y la Universitat de València, entre otras muchas nominaciones, y ahora… ahora también vinatero o, mejor dicho, microviñero. “Tenía que estar de nuevo con mi gente” Después de acabar sus estudios universitarios estuvo diez años fuera de España, repartidos entre Alemania y Suiza pero “llega un momento –dice Joan Fuster- que te planteas o el seguir avanzando en tu carrera profesional fuera de España o hacerlo en casa aunque eso signifique una menor visibilidad internacional y mayores esfuerzos”. “Posiblemente, confiesa este doctor en Física, mi carrera hubiera sido más sencilla si no hubiese vuelto, dadas las circunstancias en las que nos encontramos, aunque yo no me puedo quejar de lo conseguido, pero tenía que volver, tenía que estar de nuevo con mi gente”. Joan Fuster necesitaba de nuevo el contacto con su tierra y una manera de estar en contacto en esta tierra era a través del vino, de elaborar vino “un proceso muy complejo como he ido comprobando a lo largo de los años pero que te atrapa”. No buscaba elaborar un vino cualquiera, no. “Quería hacer vino, sí. Pero lo quería hacer en familia, con los míos. Hacer vino me ha proporcionado una experiencia increíble. He estado con mi padre muchas horas, más de las que jamás podía imaginar, hablando de la tierra, de la vid, de cómo se tenía que hacer esto o lo otro, a veces discutiendo. Hablar de vino con mi padre me ha hecho estar muy cerca de él. No podría haber estado tan cerca si hubiésemos tenido que hablar de Física Cuántica”. Dicho y hecho. Manos a la obra. Todos ayudaron a recuperar un terreno yermo, abandonado desde hacía décadas. Como en muchos bancales de las comarcas de l’Alcoià y El Comtat las vides fueron arrancadas para plantar almendros y olivos. Estamos hablando del año 1996. Por cierto, que la microviña –poco menos de una hectárea cultivable- fue bautizada como Sant Cristòfol, precisamente por encontrarse en esta partida rural, a los pies del Castillo de Cocentaina. Como el propio Joan Fuster confiesa, “los primeros vinos que salieron de nuestra viña fueron un desastre, pero enseguida vimos que era posible elaborar vino de esta tierra, así que no cejamos en un nuestro empeño. Al segundo año ya se podía beber”, dice Joan Fuster mientras sonríe evocando aquellos intentos. Con el asesoramiento de El Celler de La Muntanya Hace unos cinco o seis años todo cambió. Un domingo estaba escuchando Radio Nacional de España. Y allí estaba hablando Joan Cascant, padre del proyecto Microviña y propietario de la bodega El Celler La Muntanya de Muro. Cascant estaba explicando su filosofía, su intención de recuperar la tierra que le ha visto crecer, elaborar un vino respetuoso con el medio ambiente, proteger el paisaje. Un vino social que propiciara que se le pagase al agricultor un precio justo por su producto, un vino que representara la cultura de la zona. En definitiva, un vino que fuera sostenible, un vino para repartir riqueza y no para enriquecerse, que aportara otros valores al económico. “Y cuando le escuché –dice Joan Fuster- me pregunté: ¡Caramba! ¿Quién es este Joan Cascant que está copiando mis ideas?” Entre risas, el doctor en Física confiesa que “bueno, luego pensé que quizá fui yo quien le copié a él”. Al finalizar la entrevista la presentadora dijo que Joan Cascant era de Muro y ni corto ni perezoso Joan Fuster no tardó ni un segundo en llamarle. Y ahí empezó la relación Microviña-Sant Cristòfol. Con el asesoramiento de El Celler La Muntanya la vid de Joan Fuster empezó a crecer hasta conseguir sacar al mercado Quántic, el primer vino elaborado por un microviñero. El vino fue embotellado en las instalaciones de la bodega El Celler La Muntanya. ¿Cómo definir Quàntic? ¿Cómo se puede definir Quántic? Contesta el mismo Joan Fuster: “Es un vino que tiene todo el cariño, tiene mi sol y mi tierra. Tiene todos los valores de nuestro entorno y todo el trabajo que hemos realizado con nuestras propias manos, las mías y las de mi familia. No perseguimos cantidad, sino calidad, que tenga el sabor de aquí, que pueda describir nuestras sierras y, sobre todo que transmita todo el amor que hemos puesto en él”.
La curiosa etiqueta de Quántic Es un vino muy personal. Su nombre, Quántic, hace referencia a los estudios de Física Cuántica de Partículas y en su etiqueta el consumidor podrá observar lo siguiente: En la parte izquierda superior de la etiqueta se puede observar una fórmula que representa la radiación de fondo de microondas del Universo o temperatura media del universo, que es aproximadamente de 2’72 grados Kelvin. Vestigio de lo que fue la explosión inicial del Universo y que desde entonces continua expandiéndose y enfriándose. En la parte superior derecha, se puede contemplar un proceso de desexcitación por radiación de un fotón. En la parte izquierda inferior se ilustra la famosa paradoja del gato de Schrödinger. Con ello uno de los padres de la Física Cuántica explicaba algunos de los conceptos básicos que diferencian la Física Cuántica de la Física Clásica. En la parte derecha inferior se puede observar la producción de un suceso de gran misterio a día de hoy y objeto de futuros estudios. La producción de un estado con un quark top, su antipartícula y un bosón de Higgs. Las partículas más masivas que existen, los tops, con la partícula responsable de la masa, el Higgs. Es decir se juntan “el hambre con las ganas de comer”. Y por último se puede ver el valor de la constante de Planck que desempeña el papel central de la física Cuánticay representa el “cuanto” de energía de la naturaleza. Y en la otra etiqueta se puede leer: “La cosa más bella que podemos experimentar es el misterio. Es la fuente del verdadero arte y de todas las ciencias”. Una frase de Albert Einstein. Todo ello representa a la Física Cuántica. Todo ello es el sello personal de Joan Fuster, Jordi Miguel y José Ignacio Latorre, el sello personal de Quàntic. Todo el mundo puede elaborar su vino
Lo que ha demostrado esta experiencia de Joan Fuster y su vino Quàntic es que cualquiera que tenga una microviña puede elaborar su propio vino sin necesidad de tener una bodega. Ahora mismo existen unas 20 microviñas repartidas en las comarcas del norte de la provincia de Alicante y sur de la de Valencia. Con el asesoramiento del Celler La Muntanya y las instalaciones de su bodega en Muro de Alcoi, cualquier microviñero puede tener su marca de vino, su vino personal.
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