Valérie Massadian elige el campo para representar en él un cuento con diferentes lecturas sobre qué es esto que llamamos vida, habiendo un intención que destaca sobre las demás: mostrar como Mami Naturaleza devuelve la hostia.
El efecto aturdidor del arranque se ve mutilado por una falta de empatía gigantesca hacia lo que está ocurriendo en pantalla. Ni tan siquiera la estupenda fotografía de la directora logra que se mueva un sólo resorte de nuestro entramado químico.
La historia de esta pequeña tiene diferentes ángulos, eso es innegable. El problema es que todos ellos son soporíferos, y para cuando el drama llega, lo hace acompañado de los créditos finales.
Massadian, artista atípica que deja muestras de su alto sentido esteta en este primer film, no logra embelesar al espectador. Seguramente le importe bien poco; seguramente lo consiga en próximas obras.