La nanotecnología revolucionará en diez años la vida cotidiana de forma similar a lo que supuso la electricidad, la máquina de vapor o los ordenadores personales. Se conoce con este nombre a las tecnologías y aplicaciones que usan el comportamiento peculiar que tiene la materia cuando se encuentra en estructuras muy pequeñas, a una escala menor que un micrómetro, es decir, a través de átomos y moléculas.
A estas escalas, las leyes clásicas de la física ceden el paso a las de la física cuántica y se pueden obtener nuevos materiales con propiedades muy diferentes de las que presentan en su forma “normal” macroscópica. De esta manera, los cambios producidos afectan a características como por ejemplo el color, la conductividad, la reactividad y la resistencia, y éstos, lejos de ser ciencia a ficción, ya tienen aplicaciones generales en prácticamente todos los campos.
Muchos tratamientos, implantes y aparatos quirúrgicos muy mejorados, partículas capaces de suministrar fármacos directamente a los tumores, materiales más resistentes para la construcción o laboratorios en chip para hacer autodiagnosis en casa son algunos de los productos de consumo que ya son una realidad de la nanotecnología.
Las aplicaciones prácticas y la verdadera revolución de la nanotecnología todavía tienen mucho recorrido puesto que las aplicaciones son prometedoras en campos de lo más variados: conservación de alimentos, eliminación de células cancerígenas utilizando nanobots, baterías que duran más, aparatos electrónicos que consumen menos, nuevas fuentes de energía, tejidos libres de arrugas y repelentes de líquidos, lentes que no se rayan, electrónica más pequeña y más rápida…
También está presente en pantallas de vídeo flexibles, cosméticos, circuitos integrados en la ropa, raquetas de tenis, calcetines y dentífricos, y en más de 800 productos registrados de nanotecnología fabricados por 420 empresas de 21 países y se cree que los productos que incorporan nanotecnología o son manufacturados mediante ella pasarán del 0,1% actual al 15% en 2015 del total, según un informe de la OCDE .
La nanotecnología ya está implicada en sectores empresariales tan diversos como el textil, el automovilístico o el de equipamiento electrónico. En la industria del automóvil, se emplea para reforzar los parachoques debido a su potencial para incrementar la resistencia y capacidad de absorción de los materiales y para mejorar las propiedades adhesivas de la pintura.
En el sector textil, es la solución perfecta para que los países desarrollados puedan competir con las regiones de bajo coste productivo ya que añade a los tejidos propiedades “inteligentes”. Existen proyectos de productos textiles con funcionalidades electrónicas tales como sensores que supervisen el comportamiento corporal, mecanismos de auto-reparación o acceso a Internet.
En cuanto al sector energético, la nanotecnología es clave en la fabricación de nuevos tipos de baterías con una duración mucho más prolongada, en la fotosíntesis artificial para la generación de energía limpia o en el ahorro energético que supone la utilización de materiales más ligeros y circuitos más pequeños.
La Unión Europea encabeza la inversión pública mundial en el sector, con más de 2.000 millones de dólares anuales, seguida por Estados Unidos, con 1.700 millones de dólares; Japón con 1.000 millones, y el resto del mundo, con 700 millones.
En España ha habido un fuerte crecimiento en investigación y desarrollo relacionado con la nanotecnología en la última década, ya que de menos de cien científicos que se dedicaban a este campo en el año 2000 se ha pasado a más de mil ubicados en distintos centros investigadores.pero, pesar de este crecimiento, la inversión en España es de 1,2 euros por persona y año, cantidad muy inferior a la media de la UE, cifrada en 4 euros.