Revista Cocina

Navegando por el Cañon del Sumidero

Por Atableconcarmen @atableconcarmen

Navegando por el Cañon del Sumidero
El día no sólo comenzó mucho más relajado, sino que parecía iba a serlo, cosa que agradecimos después del largo y tortuoso viaje de Oaxaca a Tuxtla Gutiérrez del día anterior. ¡Menos mal que no me mareo! Íbamos a pasar la mañana Navegando por el Cañón del Sumidero.
Esta gran falla geológica entre la que discurre el río Grijalva, uno de los más caudalosos del país, nos invita a disfrutar de un bonito recorrido en los que las paredes, a veces, alcanzan más de mil metros de altura. Resultan imponentes, a la vez que ofrecen un paisaje y una biodiversidad excepcional para todo áquel que disfrute con la naturaleza.
La mejor forma de visitar el Cañón del Sumidero es en lancha, y allá que nos enfundamos el chaleco salvavidas obligatorio para realizar el paseo. Es lo que peor llevo de este tipo de excursiones, ya que a más de 35ºC y con un porcentaje altísimo de humedad, estos preciosos chalecos de color naranja nos regalan una sensación de sauna individual desde el minuto cero.  
  
Navegando por el Cañon del Sumidero   
  
La lancha arranca a toda velocidad, creo que nos quieren impresionar antes de comenzar a avistar animalitos.
Hay un momento en que las paredes del Cañón se hacen más estrechas. Están cubiertas de vegetación y también podemos apreciar formas rocosas caprichosas. Nos sorprende encontrarnos en alguna zona bastantes envases de plástico y suciedad, que nos indican se debe a las lluvias.
  
Navegando por el Cañon del Sumidero
 
Pronto comenzamos a conocer la vida animal del Cañón. Vemos a los cormoranes sobrevolarnos y posarse en las ramas de algún árbol o en las rocas, también nos encontramos con algunos pelícanos.
  
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Sabíamos que si teníamos suerte avistaríamos cocodrilos y pronto, en una de las pequeñas playas del río, diviso un cocodrilo tomando el sol, paralizado. Doy la alerta y la lancha se dirige hacia la costa, entonces nos damos cuenta que no hay uno, ni dos, ¡hay tres!
  
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Estamos tan cerca que casi podríamos tocarlos, pero no tenemos intención de servirles de aperitivo. No se mueven y les hacemos cuantas fotos nos deja el balanceo de la lancha, parece que no les molesta nuestra presencia. No se mueven hasta que uno de ellos, el que tenemos más cercano, da un coletazo, gira en nuestra dirección y se viene hacia nosotros hasta que se esconde en el agua. No os imagináis el grito que dimos todos.
  
Navegando por el Cañon del Sumidero
Navegando por el Cañon del Sumidero
 
Proseguimos nuestros paseo volviendo a hacer alguna parada más para ver cocodrilos. También vemos más cormoranes, esta vez nadando. Y la naturaleza, bella, majestuosa, no hay palabras para describirla y las fotos no le hacen justicia suficiente. Es lo mejor que tenemos.
  
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Llegamos a una zona en la que desde una altura considerable hay una caída de agua por una pared casi casi vertical. La caprichosa naturaleza ha provocado que se creen unos repliegues en las rocas que están cubiertos de vegetación y que la asemejen a un pino. De ahí que se conozca esta cascada como el “Árbol de Navidad”.
  
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Tomamos fotos desde abajo hasta que nos avisan de que guardemos las cámaras. Presiento que va a pasar. Nos van a obsequiar con una ducha, vamos a pasar por debajo de la cascada. El caso es que con los calores que hace, se agradece.
  
Navegando por el Cañon del Sumidero
 
Deshacemos el camino navegado para volver al embarcadero, deshacernos del chaleco salvavidas y dirigirnos a Chiapa de Corzo donde comeremos.
En Chiapa de Corzo nos recibe un calor sofocante, no es momento de hacer una visita turística, así que nos dirigimos al Restaurante Jardines de Chiapa. Allí disfrutamos de una comida buffet con platos típicos de la cocina chiapateca y alguno más internacional, es la ocasión ideal para probar muchos de ellos.
  
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A mí me gusto todo lo que probé, y, a pesar del calor, es uno de los más interesantes almuerzos de todo el viaje, en cuanto a curiosidades gastronómicas se refiere.
Es aquí también donde probamos el café de olla, un café especiado, menos fuerte que el que solemos tomar. Hay para todos los gustos, pero a mi me gustó muchísimo y a partir de ese día lo tomé en varias ocasiones.
  
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Tras la comida proseguimos nuestro viaje a San Cristóbal de las Casas, en pleno corazón de Chiapas, pero esta población se merece que le dedique un post sólo a ella.
Etapas de este viaje publicadas:


Bon voyage!

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