Vuelve un clásico del año. La Navidad. Qué bonita. Sobre todo si uno no trabajas y puedes estar por ahí de "pingoneo" con otros amigos que tampoco tienen que trabajar. Algún día me comeré los polvorones en agosto. Ya estás las luces que dan el pistoletazo de salida para las descomunales compras inevitables de la Navidad. Esos reencuentros con los colegas de todos los tiempos y del trabajo que se quedaron por ahí tirados durante el año. Y los asiduos. Pero si aún no es diciembre siquiera. Las luces animan las compras, es como un imán para los comercios que hacen su veranillo en otoño, que todavía no es invierno. Y el "black friday" ese que viene de ultramar para colarse en nuestras mentes dónde lo dejamos. Parezco un viejo. Salgan a la calle, que la crisis no existe. Que el regalo estrella va a ser "un palo por el culo" (pinchen en el enlace, que no es broma). Blanca Navidad. Algunos dicen que tenemos lo que nos merecemos, pero no, eso no es cierto, porque nos merecemos más, tanto de lo bueno como de lo malo. Pero no crean, me gusta la Navidad cuando tengo días libres, y me junto con los colegas viejos y actuales. Me voy de parranda y comida de empresa, y compro, compro regalos para mí y demás. Porque además de romántico, siempre he sido un cínico social. "Pa" cuando lleguen tiempos peores, que llegarán. Tengo boca cabra, dicen. Pero son supersticiones, supongo. Disfruten de la Navidad, que sólo viene una vez al año, como las vacaciones para quien las tenga y se las den, que esa es otra. Hemos pasado del liberal concepto del libertinaje obrero al desprecio humano del que trabaja. Y dirán que el paro ha bajado en Navidad. No les quepa duda. Después de haberse incrementado hasta las nubes, vuelve a caer como trabajo basura. Pero disfruten de las compras, si pueden y tienen plata como quien menciona al lujurioso dinero. El dinero se convierte en lujuria y gula en Navidad. A veces me sorprendo de lo romántico que soy. Feliz Navidad, en noviembre, a todos.