El chiste que circulaba el día después de la inauguración de los JJOO de Londres era que, cuando se hagan los de Madrid, lo más parecido que podremos hacer los españoles a la escena en la que 007 lleva a la reina Isabel al estadio será una escena con Torrente llevando al rey Juan Carlos.
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Ciertamente, ni la literatura ni la realidad hispánicas parecen estar bien diseñadas como para proporcionar obras maestras del género de espías o asimilables (*). Se rumorea que a Graham Green y John Le Carré les ofrecieron una trama parecida a la del superagente Carromero, pero la descartaron por falta de verosimilitud y de credibilidad en el personaje principal.
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En fin, habrá que confiar en el incombustible Santiago Segura para que al menos la lleve al cine (Willy Toledo ya se vislumbra para el papel protagonista). ¿Y tal vez un César Vidal podría atreverse a novelarla?
(*) Con algunas loables excepciones, claro está.Enrólate en el Otto Neurath