La política está cambiando a pasos agigantados y para muestra de ello tenemos a uno de los candidatos más singulares que se haya visto nunca jamás. Ni una mezcla entre Schwarzenegger y la Chicholina podría ser más llamativa que la historia de Hank, nacido en el estado americano de Virginia, como su fundador George Washington. Y es que este norteamericano conoce como nadie lo que es vivir en la calle, la dificultad para llevarse algo a la boca que alimente y lo que es depender de la caridad humana.
Y es que Hank es un gato que se presenta a la carrera por el Senado por su estado natal, Virginia. La lucha ya ha comenzado. Este bonito minino callejero ya tiene una campaña bien orquestada en marcha. El campamento base está en la red desde donde podemos mandarle nuestros ruegos y peticiones, hacer un donativo o sumarnos como voluntarios a su campaña. Las redes sociales también acogen las pretensiones políticas del animal. Cuenta con presencia en Facebook con más de 12.000 fans, Twitter con casi 2.000 seguidores, Google+, y canal de Youtube.
Como podemos ver el apoyo que está teniendo el felino en su carrera hasta la cámara baja estadounidense es fuerte. La sociedad estadounidense sabe que los republicanos flaquean en la tormenta de las primarias y que el liderazgo de Obama cada vez está más cuestionado. Lo mismo ha llegado la hora de ceder el poder a los animales y que las personas dejen de pintar tanto en esta historia. A los simios no les iba nada mal sin nosotros en su planeta.
Además Hank está avalado por una experiencia larguísima debido a sus nueve años como gato callejero, ya que todos sabemos que en las calles es donde se aprende. No olvidar que es un animal con una incapacidad absoluta para mentir ya que un gato siempre busca lo que necesita y ofrece lo que tiene. Y lo más importante es su falta de apego a lo económico, es decir, posiblemente no robe, defraude o beneficie económicamente a ningún amigo. Eso sí, habrá platitos de leche fresca para todo el mundo.
Ironías a un lado el caso de Hank y la popularidad que un gatito está alcanzando en su carrera por el Senado es una clara muestra del desapego de la ciudadanía a la clase política en cualquier lugar del mundo. Nuestros dirigentes deberían plantearse lo que están haciendo para que este tipo de iniciativas tenga esta enorme acogida. Vale que internet y las redes sociales hacen mucho para el éxito de estas aventuras pero no lo es todo.
Ahora tendremos que ver en lo que queda la aventura del intrépido Hank. Si cambia la ropa de calle por la corbata de senador. Yo lo votaría e incluso echo en falta un candidato de sus características en España. Limpio, silencioso, educado y poco hablador. Dedicado a sus tareas sin hacer nada de ruido. Por un mundo más justo, vota a Hank.
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