¿Tiene alguien, a finales del siglo XIX, un concepto claro de lo que los poetas de épocas poderosas denominaron inspiración? En caso contrario voy a describirlo. Si se conserva un mínimo residuo de superstición, resultaría difícil rechazar de hecho la idea de ser mera encarnación, mero instrumento sonoro, mero medium de fuerzas poderosísimas. El concepto de revelación, en el sentido de que de repente, con indecible seguridad y finura se deja ver, se deja oir algo, algo que le conmueve y transtorna a uno en lo más hondo, describe sencillamente la realidad de los hechos. Se oye, no se busca; se toma, no se pregunta quién es el que da; como un rayo refulge un pensamiento, con necesidad, sin vacilación en la forma. Yo no he tenido jamás que elegir... la involuntariedad de la imagen, del símbolo, es lo más digno de atención; no se tiene ya concepto alguno; lo que es imagen, lo que es símbolo, todo se ofrece como la expresión más exacta, más sencilla.
Hoy leo otra cita de él en una entrevista a Andrés Trapiello tras la publicación de su último libro Ayer no más. La recojo como oxímoron. En el ser humano continuamente se da un juego entre el recuerdo y el olvido. Una relación estrecha entre la memoria y la imaginación, entre lo que fue y lo que nos gustaría que fuera, que nos deja sin poder discernir con claridad. Este hecho influye de manera decisiva en las narraciones de historias, sean estas personales o colectivas, sean estas locales o -como no podía ser de otro modo tratándose de este autor- de España. De esto se sigue que la cita me parezca el mejor resumen del libro y, para quien lo haya leído, del pensamiento de Trapiello:
"Es posible vivir sin recuerdo, pero no sin olvidar; un exceso de historia daña la vida", decía Nietzsche. La verdad trae la justicia, pero a veces no trae la paz... La paz no es posible sin el olvido, pero a la vez, está por medio la justicia, y el olvido es una gran injusticia.
¿Tiene alguien, a finales del siglo XIX, un concepto claro de lo que los poetas de épocas poderosas denominaron inspiración? En caso contrario voy a describirlo. Si se conserva un mínimo residuo de superstición, resultaría difícil rechazar de hecho la idea de ser mera encarnación, mero instrumento sonoro, mero medium de fuerzas poderosísimas. El concepto de revelación, en el sentido de que de repente, con indecible seguridad y finura se deja ver, se deja oir algo, algo que le conmueve y transtorna a uno en lo más hondo, describe sencillamente la realidad de los hechos. Se oye, no se busca; se toma, no se pregunta quién es el que da; como un rayo refulge un pensamiento, con necesidad, sin vacilación en la forma. Yo no he tenido jamás que elegir... la involuntariedad de la imagen, del símbolo, es lo más digno de atención; no se tiene ya concepto alguno; lo que es imagen, lo que es símbolo, todo se ofrece como la expresión más exacta, más sencilla.
