No es fácil sobrevivir con las vivencias de la guerra y del desplazamiento forzoso. Un estudio del Colegio de Psicoterapeutas de Alemania estimó que un 50% de los refugiados sirios que habían llegado a este país han sido víctimas de violencia y que alrededor de un 70% han sido testigos directos de violencia en forma de asesinatos, heridas de guerra, mutilaciones, torturas, violencia sexual. La misma institución estimó que la mitad de los refugiados de Siria que han llegado al país precisarían atención psicológica.
También las autoridades turcas han calculado que un 55% de los refugiados sirios en este país precisarían atención psicológica. E incluso El Banco Mundial precisa que solo un 5% de los niños refugiados que necesitarían esta atención la reciben en países como Jordania, Líbano y Turquía.
Además del trauma físico vivido, que conlleva a menudo secuelas y amputaciones, organizaciones como UNICEF han recopilado las consecuencias psicológicas que tiene para niños y niñas la supervivencia a un episodio de guerra y la vivencia de la precariedad de recursos asociada: sentimientos de culpa, pérdida de autoestima, fobias y miedo, trastornos del sueño y otros traumas que, sin tratamiento, pueden derivar a largo plazo en trastornos mentales.
Un estudio del Migration Policy Institute estimó que casi la mitad de niños y niñas sirios muestransíntomas de trastorno por estrés postráumatico, una cifra que multiplica por 10 la incidencia de este trastorno entre la poblacion infantil de todo el mundo.
Sin expectativas de futuro y sin medios para recuperarse
A raíz de la guerra en Siria, cerca de 500.000 niños y niñas y jóvenes sirios han buscado refugio en Jordania y el campo de Zaatari, en Jordania, se ha convertido en sólo 4 años en el segundo más grande del mundo. En él viven cerca de 120.000 personas, aunque apenas unas 80.000 están registradas, en unas condiciones precarias, atendidas por agencias internacionales y ong.
La iniciativa Ayúdales a Caminar, puesta en marcha por Global Humanitaria y la ong jordana Al Mahd for training and Social Development, trabaja con un taller de arteterapia estas vivencias de guerra de los niños sirios refugiados de forma que encuentren una vía para expresarlas y contribuir a su recuperación psicosocial.
Tal como explicó recientemente el periodista Fernando González, testigo de las condiciones de vida en el campo de Zaatari, los refugiados en Zaatari “pueden tener garantizada su subsistencia porque les dan de comer y hay médicos en el campo, pero no tienen garantizada la dignidad, porque no tienen ningún poder de decisión sobre su futuro. No pueden abandonar el campo sin permiso, no pueden trabajar en el país, y se deben limitar a esperar a poder volver a Siria”.
La población más vulnerable en los campos, niños/niñas y mujeres refugiados, en muchos casos, no pueden acceder a la atención primaria de salud gratuita, saturada por la creciente demanda, restringida por las autoridades o inaccesible por falta de recursos económicos.
Ante esta situación de falta de expectativas, ¿Cómo van a poder acceder los niños y niñas refugiados a los tratamientos que necesitan para su recuperación física y psicológica?