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No caigamos en la cultura del innovacionalismo

Publicado el 08 abril 2021 por Alejandro Tena

El fin de toda inversión, la innovación

Todos sabemos de las grandes firmas que fondean a las “start ups”, sí aquellas como los del famoso programa Shark Tank, donde los inversionistas esperan recibir a su emprendedor del año con la idea que revolucionará el mundo, no hay nada de malo en crear una cultura económica siempre abierta a las nuevas ideas y al cambio. Sin embargo, como otras grandes áreas del quehacer humano en la sociedad, se puede observar las limitaciones de sus principios, y es que realmente, en la actualidad, prácticamente, no hay una sola área que no esté fuertemente contaminada del individualismo; no queriendo ahoandar mucho en ese asunto, al individualismo lo entendemos como la teoría de pensamiento en donde la sociedad es para el individuo, y no hay mayor bien para el individuo que si mismo.

La raíz del innovacionalismo, el individualismo

El gran problema del individualismo a la hora de la realidad, esto es, cuando realmente intentamos poner en práctica sus fundamentos, podemos dilucidar los graves problemas a la hora de compaginar distintas posturas, roles y funciones, sin caer en tremendas contradicciones, o bien profundizando más en la realidad de la vida.

El innovacionalismo es una cultura altamente compartida en los distintos círculos empresariales, sobre todo, en aquellos relacionados con la tecnología. El “innovacionalismo” es una manifestación del individualismo para los individuos que forman el sector empresarial. Con el individualismo, los individuos son su propio mundo ajeno e independiente de los otros, de esta forma, se puede pensar en una cultura del innovacionalismo, donde toda herramienta, aplicación, recurso o método que mejore la productividad será siempre buena, porque aumentar la productividad, incrementa la riqueza y el incremento de la riqueza es el bien buscado por toda empresa.

Conclusión

Empero, la sociedad no se reduce a las empresas, pero tampoco a los artistas, deportistas, maestros, amas de casa, etc., y no siempre porque para lo que algunos es bueno lo será para todos, ni para lo que para muchos puede ser malo, lo será también para la sociedad en su conjunto.

Por lo tanto, y a manera de conclusión, ningún interés individual o de grupo puede estar encima del interés común, esto es el bien común, de tal forma que toda innovación por más buena que parezca para un sector de empresarios tendrá que ser evaluada desde la gran perspectiva social, porque no es solo por sonar bueno o ético, sino porque ninguna nueva aplicación o innovación puede perdurar al margen del bien común, sencillamente, será insostenible. Ahora bien, con esto, no quiero decir que se descarten todas las innovaciones sencillamente porque no son sostenibles a largo plazo, pero aquellas que no lo sea y son sencillamente atractivas, tienen que sopesarse meticulosamente en cuanto al impacto bueno o malo.


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