Para variar, llega con tiempo. Se hace la ilusión de que lo mismo a esas horas y dando un par de vueltas consigue aparcar en la calle a precio de oro de 24 quilates el minuto. Por supuesto no hay sitio, así que mete el coche en un parking a precio de oro de 48 quilates, un riñón y una córnea el minuto. Mientras sale del aparcamiento intentando memorizar el sitio exacto donde ha dejado el coche elucubra que probablemente lo que le cueste el parking vale más que su querido coche de 13 años y medio millón de kilómetros.
- Suba a la primera planta, vaya a la sala de espera.
La sala de espera es absurdamente pequeña y está petada. Sólo queda una silla libre.
- Buenos días. - Buenos días.- contesta un coro de voces.
Antes de sentarse ya ha sacado el libro del bolso para no tener que hablar con nadie. No quiere mirar a nadie porque sabe que si lo hace empezará a imaginarse sus vidas y tiene la impresión de que no serán vidas bonitas las que se le ocurrián esta mañan. No le da tiempo a leer. Un joven con coleta aparece en la puerta y dice su nombre.
- Soy yo. - Pues si que ha tenido suerte, nada más llegar y ya le toca.- escucha el coro de voces según sale.
Un cubículo canijo con una ventana a la calle en la que está el parking dónde ha dejado el coche. Una mesa demasiado grande para ese despacho, con un ordenador, un millón de papeles y una impresora. Dos sillas. Un perchero.
- ¿Tu primera vez?- Si. - ¿Nerviosa?- No, estaba más nerviosa la primera vez que fui al ginecólogo. - jajajajaja...ya veo que tienes sentido del humor. - Sí, sentido del humor y muy mala leche. - ¿Qué te pasa? - No como, no duermo, no hablo y el médico me ha mandado aquí. - Ya veo...- Estoy harta de mi trabajo pero es una historia muy larga y aburrida y si te la cuento lloraré y yo no lloro con desconocidos aunque lleven coleta. - Y¿con conocidos?- Mmmmm... si llevan coleta, tampoco. Me distraigo pensando que estarían mejor con el pelo corto y elucubrando qué les pasa por la cabeza cuando deciden dejarse el pelo largo y se me pasan las ganas de llorar. - ¿Fumas?- No, pero me estoy planteando empezar. - ¿Bebes?- No soy Sue Ellen pero sí, claro que bebo de vez en cuando. - ¿Tienes hobbys?- No hago maquetas ni cupcakes ni nada de eso. Leo mucho y escribo. De hecho, lo que mejor me sienta del mundo es leer. - ¿Sigues leyendo?- Si claro. Si llega el día en que deje de leer es que estoy al borde de la muerte. - Bien, bien... eso está bien. - Si tú lo dices. Creo que antes de seguir debería decirte que he venido con muy poca fe.
10 minutos de cháchara más tarde.
- Pues tú no estás de psiquiatra. - Dime algo que no sepa. - Lo que tú necesitas es un lanzallamas. - Jajajaja...mira eso encaja con una de mis dos fantasías. - ¿Cuáles son? - No son eróticas... de esas también tengo pero no te las voy a contar...- ¿Por qué llevo coleta?- Exacto. - Cuéntame las fantasías. - En una encaja el lanzallamas, aparezco en mi trabajo con instintos asesinos, rollo “Un día de furia” y me dedico a eso... a estar muy furiosa. ¿Te he comentado que soy muy rencorosa? Yo había pensado en metralletas, no metralletas no que es una palabra que ya no se usa, mejor ametralladora que suena más letal, pero un lanzallamas mola muchísimo más. Parecería un dragon cabreado. Un dragón canijo cabreado.... mmmm ¿parecería una lagartija? - Jajajaja... bien...sigue. - ¿Se supone que debes reírte de esto?- Sigue. - La otra fantasía no tiene nada que ver. Me toca la lotería o vendo los derechos de otro libro por una millonada o hacen una peli con el blog o sencillamente consigo otro curro y entonces me compro un vestido con mucho vuelo y que arrastre por los pies y bajo la escalinata del edificio de mi curro diciendo “A Dios pongo por testigo que jamás en los años que me quedan de vida volveré a poner un pié aquí”. - ¿Algo más?- Si, no tengo claro si debería ponerme pamelón y corsé. Lo estoy valorando. - Eres muy divertida. - Lo sé, eso dicen. - Bueno, pues definitivamente no estás de psquiatra. Eres muy inteligente, tienes sentido del humor, tienes los recursos necesarios y sabes lo que te pasa. - Ya... Está muy bien este baño a mi ego ¿y? ¿Para eso me he jugado la vida pasando por delante de todos los que están en la sala de espera y me están odiando? ¿Tú sabes lo que me va a costar el parking? Dime algo que me sirva. - Todo lo que yo puedo decirte ya lo sabes tú. - Estupendo. - Te puedo dar cita otro día para que vengas. - y ¿Charlemos? y ¿compruebe si has decidido cortarte la coleta?- Jajajaja, no... probablemente te vería otro al que le tendrías que contar lo mismo y que te dirá lo mismo que yo. - ¿Qué te hace pensar que quiero venir a contarle mi vida a otro?- Te serviría para desahogarte...- Ya, pero es que yo tengo amigos...Ha sido agradable charlar contigo pero sinceramente no le veo el beneficio. - Eso es, tú no necesitas venir.
Esa noche soñoó con una Scarlett O' Hará sangrienta que armada con un lanzallamas achicharraba a tíos con coleta al más puro estilo Kill Bill.
Despertó pensando que lo mismo si que estaba de psiquiatra.