Estaba ojeando la prensa online intentando encontrar inspiración para un post.Y en GQ ( revista dirigida al macho Alfa) encontré un tema interesante: Romper es “casí” lo mejor que te puede pasar… ¿En serio? (A ver, a ver… déjame que lo lea) Pues no sé que decirte chica…
En esta revista puramente masculina yo encuentro temas que llevaría a debate ante el congreso de “hombres, mujeres y viceversa”. Es cierto que si el que escribe el artículo es un chico, nuestro punto de vista va a ser diferente ya desde el inicio, pero en este caso he de reconocer que me ha gustado su explicación.
Dicen que en cuanto dejas una relación (o te dejan, para el caso es lo mismo) es como si “estás de vacaciones”. Pues sí, tienes un miles de dudas y preocupaciones, pero estás libre de “obligaciones sentimentales”. No tienes que dedicar tiempo y esfuerzo en mantener, en contentar y en cuidar de nadie…Todo el tiempo es para ti.
Es cierto que la vida en pareja nos obliga a renunciar a ciertas cosas y sobretodo implica estar pendiente de nuestra otra mitad. Es normal, pues si sólo nos dedicamos a nosotros mismos y a nuestro ombligo está claro que la pareja no va a funcionar.
Pero ahora estás libre, no tienes que hacer nada por nadie y de vez en cuando está genial pensar que puedes ser tú… Ser tu misma y nada más. ¡Por fin puedes tirarte un par de meses sin depilar! Seguro que entendéis lo que quiero decir ¿verdad?
Ahora bien ¡Tampoco te abandones nenita! que cuando menos te lo esperas acabas haciéndole “rastas” a los pelos de tus bonitas piernas. ¡Y no es plan de desperdiciar una oportunidad “erotico-festiva” por no estar en perfectas condiciones!!
Supongo que al principio de una ruptura no le vemos los beneficios a tanta desgracia, a tanto “corazón partido”, a tanta lágrima, a la bajada de autoestima (eso no falla) y darte cuenta de estás sola no es algo muy motivante, desde luego que no.
Pero estar sola …¡Te devuelve el control sobre tu vida! Ya no tienes que ver los partidos de la Champion League sentada “a su ladito” como si se te fuese la vida en un gol de Sergio Ramos… Noooo, ni tienes que tragarte el partido del domingo de vuelta en el coche (Radio MARCA a tope..ufff) Ahora puedes poner los 40 Principales, Kiss Fm o darle vueltas y vueltas a ese CD de Pablo Alborán que tanto te gusta y que te habían vetado escuchar en su presencia.
Ya no tienes que hacer esos esfuerzos de mujer apasionada de Lunes a Domingo (agotador muchas veces) ¡Que va! Ahora te metes en la cama y a dormir, leer o chatear con amigas, con amigos o puedes quedarte mirando la tele arropada con tu pijama de franela y tu “bata-manta”.
A medida que lo escribo le empiezo a ver ventajas (va a ser cierto que es cuestión de actitud… mira tú por dónde) porque si nos paramos a pensar en lo siguiente: ¿Cuándo fue la última vez que hiciste lo que te dio la gana? Sin más.
Te puedes encerrar en el baño a leer durante una hora (ya he perdido esa manía) sin que nadie te haga preguntas desde el otro lado de la puerta (no hay cosa que me moleste más) te puedes comer cualquier “guarrada” que encuentres en el fondo de la nevera, puedes estar con tus peores pintas y ver esas series de chicas que a él no le gustaban nada… Incluso puedes recuperar el tiempo y suscribirte al Sálvame Diario… ¡Dios mío…si todo son ventajas!
Pero seamos realistas, que no todo es fiesta. Obviamente no tener a nadie al lado también es motivo de tristeza en algún momento del día, porque te acuerdas ¿Cómo no te vas a acordar? Y es que somos animales de costumbres y seguro que hay un montón de cosas que hacemos y aunque nos duela pensarlo “No son lo mismo sin él o sin ella” y es que “nada será igual”.
Sin ir más lejos, hace unos días celebré una comida con amigos en casa…y la fuerza de la costumbre me jugó una mala pasada: A ver, ¿Cuántos somos? Ah sí, 6 adultos y 6 niños… Hasta que me di cuenta que estaba incluyendo a quién ya no vivía en esa casa…¡Pero es que siempre éramos los mismos de siempre! No Rubita, ya no. Los mismos nunca.
Así que recogí el servicio de la mesa (con cara de idiota y medio lagrimón rodando por mi mejilla) y me fui a la cocina… Muy digna (jodida y cabreada también, no lo voy a negar) me dije a mi misma : ¡Pues si no está….. esto… que se joda!
Y por último, es momento de aprender. Ahora más que nunca debemos hacer autocrítica y ver en qué hemos fallado (o que no hemos hecho bien) para no repetir ni los mismos errores o al menos intentar que, si volvemos a fracasar en lo amoroso en un futuro, no se repitan las mismas causas que la primera vez.
Pero vamos…. Progreso adecuadamente ¿no? Es sólo una manera de aprender a quererte. De vez en cuando ser egoísta y pensar sólo en ti, es algo que te mereces, además de ser necesario para sentirte una persona plena. Tengo mis deseos y voy a cumplirlos… ¡Que ya bastante me he reprimido mientras tenía pareja!
No me atrevo a afirmar que “romper” sea lo mejor que te pueda pasar…Pero sí que es el mejor momento de mimarte a ti misma como nadie lo hará.