Finalmente, los franceses han votado en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. La elección era lo más parecido a susto o muerte: O el liberal Emmanuel Macron o la ultraderechista Marine Le Pen. En realidad no había elección: O derecha o derecha, por mucho que una la disfrazaran de extremista. Entre lo malo y lo peor, los franceses han elegido lo malo. No seré yo quien les critique teniendo lo que tenemos en España (y más en concreto, en Valencia, donde he votado estos últimos años).
Macron ha ganado las elecciones y muchos lo ven como un alivio. Pero de alivio nada. Las políticas que defiende Macron, practicadas en Europa por gente como Hollande (Francia), Merkel (Alemania) o Rajoy (España) son las que han propiciado el resurgimiento de la ultraderecha en Europa. Le Pen es hija de las políticas neoliberales. Por eso no entiendo porque Europa y Francia respiran aliviadas. La ultraderecha no ha sido detenida, se ha ralentizado. Dentro de cinco años Le Pen tendrá una nueva oportunidad. Y volverá con más fuerza, porque las políticas de Macron van a traer mucha más decepción que alegría a los votantes. En estas últimas elecciones, no solo el Frente Nacional de Le Pen ha batido su récord histórico, también lo han hecho la abstención y los votos nulos o en blanco. Esto seguirá aumentando y posiblemente explote en las próximas elecciones.
La izquierda y la democracia no tienen nada que celebrar. Macron es tan demócrata como el resto de líderes europeos que nos han empujado al austericidio. Que a Le Pen la tachen de extremista no hace a un liberal bueno.
Es por eso que ahora la izquierda debe comenzar a trabajar. El camino para evitar que el ultraderechismo se haga con el poder comienza ahora. No solo en Francia, también en el resto de Europa. Si queremos evitar que Le Pen y sus adláteres se hagan con el poder en Europa debemos empezar desde ya. No tenemos tiempo ni para respirar aliviados. Tampoco es que tengamos porque hacerlo porque no hay nada por lo que sentirse aliviados. Hay que comenzar ya. Nos jugamos mucho.