Revista Opinión

No más austeridad

Publicado el 11 enero 2015 por Liberal

Me quedan pocos días en Nueva York y pronto estaré en Madrid de nuevo. Uno de los temas más recurrentes entre la juventud liberal americana ha sido preguntarme sobre mi opinión de la brutal austeridad impuesta sobre España por poderes no elegidos como la troika, las instituciones alemanas y el FMI. Les digo que a pesar de lo terrible que ha sido eso para nuestro pueblo, hay una crítica contra la austeridad que es verdad y a la vez totalmente falsa: que es ideológica. Esa frase no está clara y debe ser analizada.

Como siempre, salgo de Nueva York con un sabor agridulce en la boca. Me gusta la ciudad, me gusta la gente que conozco, pero al final el liberal siempre vive entre dos aguas. Nunca te sientes 100% de ninguna parte cuando has tenido una trayectoria global. Puedes sentirte de un sitio por orígenes, y de otro sitio por la gente que conoces y valoras. En Nueva York he vivido momentos importantes de mi vida, como también me ha pasado en Madrid. Al final uno se da cuenta lo realmente humanos que somos y que tenemos más parecidos que diferencias, especialmente cuando se trata de los problemas económicos que castigan a todos los jóvenes occidentales y del tercer mundo en otros sentidos.

Esta entrada no es nada fácil para mí. Llevo años pidiendo austeridad, pero veo el daño que está provocando en mi pueblo, a mi gente y a decenas de otros pueblos humanos. No estoy dispuesto a seguir defendiendo una mentira que hace tanto daño solo para proteger mis intereses de clase. Yo no laboro por “mi clase”, laboro por mi patria y sus gentes. Eso choca mucho en esta época tan desarraigada y egoísta, pero es lo que pienso.

Sobre la austeridad, hay que tener bien claro que en el caso español, los dos partidos principales – PPSOE han conspirado para aplicar las mismas políticas económicas de recortes que tanto daño han hecho a los que menos responsabilidad tienen por la crisis económica. En el caso del PSOE, han hecho daños terribles a su base electoral, normalmente obrera y de menos recursos económicos. El PP, por su parte, han defendido la austeridad para proteger a los suyos exclusivamente. Pues yo ya no deseo seguir siendo “de los suyos”, de la derecha. Me da asco y vergüenza lo que le están haciendo a mi gente, en mi patria.

La verdad es que no existe una solución socialmente “neutral” para resolver esta crisis. Las críticas que dicen que la austeridad es “ideológica” son deshonestas cuando se lanzan por parte del PSOE. Lo que dicen es, en realidad, “nuestros recortes son los buenos, los del PP no”. Pero lo cierto es que no hay ninguna diferencia sustancial en materia económica entre PP y PSOE.

Sin embargo, los empresarios destacados, los economistas enchufados por la casta, los inversores…todos creen en general que la austeridad es la solución en el caso español. El crecimiento económico y sobre todo, los beneficios, son importantes para los inversores. Esta estrategia puede no ser viable. En este sentido, la crítica es que la austeridad echa por tierra la ideología de una manera que a largo plazo no será beneficiosa para el capital.

Ahora, antes de burlarnos por la gran estupidez idiota de estas castas occidentales (tan tontos no son cuando se quedan con todo el dinero), es necessario entender el fondo racional del argumento por la austeridad. Como ya he dicho, por un lado el argumento es intachable y los enemigos liberales de la austeridad harán bien en apreciar la fuerza del argumento. ¿Cómo es que la idea de la austeridad, la narrativa mejor dicho, es el discurso indispensable de las élites europeas?

Los rescates del 2008 no fueron un brote de “keynesianismo” entre los gobernantes, sino un intento de pánico para impedir una crisis mundial que dejaría la depresión de los años 30 como anécdota.

Es fácil olvidar el gran pánico que hubo sobre el desastre. Cuando Lehman Brothers se estaba desintegrando en Nueva York, recuerdo que mis compañeros (muchos de ellos hijos de la élite y con padres en el mundo de las finanzas anglosajonas) me dijeron que sentían terror mayor. Al día siguiente del colapso de Lehman, cayó AIG – la empresa aseguradora más grande del mundo. Luego antes de fin de mes cayó Washington Mutual, ilustrando el fracaso bancario más grande de la historia de los EEUU. Luego le siguió a eso una oleada de colapsos bancarios en toda Europa.

El propio Alan Greenspan, famoso entre la élite, dijo reconocer estar “absolutamente sorprendido y en shock” sobre la incapacidad de los mercados y su “mano invisible” regularlo por sí mismo sin intervención estatal. Ya todos mis lectores se acordarán del 2008. Fue un año de pánico para las élites occidentales. Recordemos cómo Tim Geithner (descendiente por rama materna de las élites puritanas de Nueva Inglaterra) manejó la crisis financiera en la Tesorería también – con pagas altísimas para los banqueros y más paro. Todo esto, supuestamente de un partido “demócrata” en teoría liberal y progresista. Pero económicamente, ya estaban más a la extrema derecha que Ronald Reagan.

Menos de un año después de que el Estado haya “rescatado” estas deudas, la narrativa había cambiado. La crisis ya no era de los mercados y las empresas, sino “de deuda”. “Gastar más”, no una sobreproducción burbujista, era el origen del problema.

El austericidio europeo comenzaba. En la conferencia del Partido Conservador del año 2009, David Cameron anunció en Inglaterra “una época de austeridad”. Dijo que los próximos años serían “muy difíciles y que tomaría decisiones que afectaría realmente la vida de las personas”. Al menos fue honesto, lo cual es mucho más de lo que se puede decir sobre los políticos españoles, especialmente del PPSOE. Pero bueno, ya se había establecido la nueva línea. El problema ya no eran los bancos ni la falta de regulación, sino “el gasto del estado”.

En poco tiempo, toda Europa se hundió en el cuento de la austeridad. Los medios de comunicación, los “bien pensantes”, los que siempre dicen “hay que ser responsable”, etc. Incluso un gran sector de la izquierda “oficial” se sumó a esta línea. En España, Zapatero defendió la austeridad en muchas entrevistas, diciendo que “no hay alternativa”, que “hizo lo que debió hacer” porque “los hechos son los hechos”. La austeridad es una respuesta lógica en apariencia, especialmente cuando nos inventamos frases como “no se puede curar la deuda con más deuda”. Esto se parece al antiguo tropo libegal que intentan colarnos siempre “dirigir una economía es como dirigir un hogar o una tienda pequeña, debe tener las finanzas ordenadas”.

A lo largo de los años entonces salieron voces en la prensa y los gobiernos diciendo francamente que “los mercados” querían un gobierno de derechas, a favor de la austeridad. Recuerdo perfectamente la situación esperpéntica y ridícula en España: “Si no votamos de forma responsable, se cerrarán los mercados y no podremos pagar ni pensiones ni sanidad”. Estaba claro que la banca quería al menos un mandato popular porque sabían que todavía había mucha oposición al austericidio. Lo mismo pasó en Grecia: “Griegos, sed buenos y no votéis a esos partidos irresponsables populistas”. Era preferible que votaran a gobiernos nada populares y menos aún democráticos.

De forma mas demagoga/cínica también surgieron voces diciendo que había que votar a la derecha “por el interés nacional”. Era gracioso ver que quienes más repetían esta frase eran o bien funcionarios en las esferas más altas del estado español, o bien españoles económicamente acomodados, pudientes. Pero lo que un ejecutivo en la gran empresa piense que esté en el “interés nacional español” es MUY distinto a lo que pensará sobre ese mismo interés un conductor de autobuses en Madrid, un inmigrante explotado y cobrando una miseria, o un joven español en paro.

No es sorprendente que los más económicamente pudientes en España defiendan la austeridad, el euro y la Unión Europea. Por supuesto, también hay pobres que defienden esto. En toda sociedad hay idiotas, el tonto útil que piensa que por defender “a los ricos” le caerá alguna migaja. Sois imbéciles y no pierdo el tiempo con chorradas. Lo cierto es que la clase dirigente española es defensora de la austeridad y el euro porque están totalmente vinculadas a esos intereses, no a su pueblo. Para ellos, “interés nacional” realmente significa mantener sus privilegios.

La línea, para que se entienda bien, es la siguiente:

“La crisis se debe al gasto y exige una consolidación fiscal. No vamos a poder recuperar nuestra economía sin que nuestras finanzas estén ordenadas. Hay que hacer recortes para bajar el déficit y mejorar nuestra solvencia crediticia. Demostrar que el estado español está haciendo lo correcto, los inversores empresarios tendrán confianza en España e invertirán para generar empleos”.

Hay que refutar esas ideas:

En la mayoría de los casos, las deudas soberanas se acumularon por la crisis bancaria, no por el gasto público previo. Los gobiernos absorbieron el coste del crack bancario.

A los que se les exige pagar esto a través de recortes masivos son los más pobres, los menos responsables de esta deuda y los que menos capacidad tienen para pagarla.

Los estados NO son como hogares. No pueden hacer recortes y esperar seguridad fiscal porque los recortes acaban con cualquier crecimiento. Si hay un recorte, el pobre ahorra lo que pueda para poder hacer frente al ataque. Si todos “ahorran” durante una crisis económica, se reduce la demanda interna, los sueldos y también los ahorros a largo plazo. Esto lo reconocían hasta los monetaristas más estrictos.

Ya tenemos los datos económicos después de años de austericidio – la economía española va de mal en peor. Cualquier “recuperación” que ha habido se debe a que el paro posiblemente ya haya tocado fondo. En diciembre hubo un repunte, porque son épocas festivas en las cual contratan a trabajadores de forma temporal. El PP aplaudía esto pero no hay motivo alguno para celebrar un empleo temporal – es más, si alguien celebra un empleo precario, es directamente un indeseable para nuestro país.

Lejos de la austeridad generar empleo, las empresas simplemente están sentadas encima de una gran cantidad de dinero – digamos, mejor un MONTONAL. Un montonal que se niegan a invertir en España dada la falta de oportunidades para generar beneficios. La austeridad no ha conseguido absolutamente nada positivo para los españoles y eso lo tengo claro ahora con los datos en la mano.

Volviendo a lo “racional” de la austeridad, recordemos algunas cosas:

En general, para un país tan poco importante a nivel global como España, no se pueden sostener los déficits que mantiene USA. Cuando los gobiernos toman dinero prestado, lo hacen contra sus ingresos del futuro. Durante épocas de crecimiento débil, hay menos ingresos previstos para el futuro. Si las economías de nuestros países no crecen, los “mercados” (accionistas poderosos, mas bien, los que tienen “la pasta”) pueden en efecto perder su confianza en la capacidad del gobierno para pagar sus deudas y así entonces subir el coste de los préstamos.

En cierto sentido, todas las opciones son malas.

Pero hay más – había un problema en las democracias capitalistas. En España, el PPSOE generó un gran déficit dentro del contexto de una burbuja precaria, inmobiliaria. Muchas economías europeas, no solo la española, violaron las normas de Maastricht, al tener déficits por encima del 3%, incluido ALEMANIA, ahora los más fanáticos del austericidio y un supuesto luteranismo estricto sobre un “sur europeo corrupto, medio africano, oscuro, nada fiable”.

En los Estados Unidos, las guerras fueron financiadas con déficit antes del crack en Wall Street y el fin de la burbuja inmobiliaria. No estoy condenado el gasto necesariamente, sino ilustrando la brecha estructural entre el compromiso austericida con tener los presupuestos en orden y los costes que exige la dirección de una democracia capitalista moderna.

Los empresarios no toleraban más impuestos y tienen el poder político suficiente para resistir. Por eso nuestros gobiernos solo podían aumentar sus ingresos a través del crecimiento económico sin límites o bien, en el caso europeo, impuestos indirectos sobre el consumo. El IVA en España, por ejemplo, es uno de los impuestos más regresivos del mundo entero. Esto, en una democracia supuestamente “moderna” y social. La alternativa a todo esto fue también parar el gasto – esto es, el gasto que afecta a los pobres de nuestras sociedades, no las subvenciones a empresarios y a políticos.

Dado este contexto, la austeridad tiene mucho sentido. Si alguien comparte los intereses de esos empresarios y altos funcionarios españoles (o de alguna manera está vinculado/vive de esos intereses), es perfectamente “normal” defender esas políticas.

Finalmente, hay una escasez de alternativas viables, ciertamente. Todos los políticos en Europa y EEUU usan estudios de economistas que se han forjado trabajando en Bear Sterns, el FMI y los bancos centrales. Sus perspectivas, experiencias e intereses coinciden. Eran parte de una élite y por necesidad quieren conservar sus privilegios e intereses.

Por supuesto, hay otros economistas con otras alternativas. Pero estos economistas no encajan con los intereses de los banqueros, la fracción más dominante del capital global.

Sea como sea, existe una serie de intereses poderosos y vínculos que une a las élites financieras y políticas en Europa. Desde los altos funcionarios a la clase media-alta en Madrid y Barcelona, hay intereses en común, unas inquietudes semejantes. Desde luego, tienen mucho que perder si surgen alternativas. Al menos que surja una crisis más several, un disturbio social, o una fuerza política alternativa poderosa/contestaria, lo más seguro es que seguirán haciendo todo esto de los recortes y destrucción de nuestra democracia social.

Los españoles, especialmente los más jóvenes, deben darse cuenta que la ideología del austericidio no es una conspiración de la clase dominante y sus lacayos. No es ninguna estupidez tampoco, realmente. Ellos defienden esta ideología porque es absolutamente compatible con sus intereses, su experiencia y sus objetivos políticos a largo plazo – esto es, proteger exclusivamente sus intereses, aún a coste de empobrecer a todo el país. Yo no sé de vosotros, pero no pienso quedarme de brazos cruzados mientras soy testigo de los brutales ataques contra mi pueblo.


No más austeridad
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