Revista Cultura y Ocio
Mirar las cosas directamente a veces te deslumbra de los detalles a tener en cuenta. Así, no te dejes engañar por empalagosas palabras ni imágenes confusas. No mires directamente, ahí está el truco. No obstante, algo tan peregrino, es una odisea de aprendizaje para el cerebro, que tiende a dirigir su atención hacia lo deslumbrante. No mires al sol, dicen, pero más de uno se ha quedado ciego por ello. El cerebro no entiende de detalles ni dilaciones ante lo llamativo. Si tiene que elegir, elegirá lo obvio, sin pensar. En forma de alegoría, no mirar al sol cuando un enemigo te acecha sino a la sombra que proyecta, es sobrevivir a un posible ataque, igual que no ponerte a favor del viento cuando un león te persigue, porque el miedo se huele a distancia, claro que, cuando tiene uno la oportunidad de que un león te persiga o un enemigo te ataque acultándose bajo el deslumbramiento del sol. Hay cientos de formas para expresar la misma idea. Pero a pesar de ello, el axioma de "el hombre es el único animal que tropieza dos veces (y tres, y cuatro...etc) con la misma piedra" nos muestra la capacidad del cerebro para olvidar los errores y volver a cometerlos. Hemos de dirigir nuestras ideas aprehendidas a la práctica cotidiana, y es ahí cuando colea la eficacia cerebral. No es un consejo, dios me libre; es sencillamente una simple obviedad.