“José Ortega Cano es uno de los toreros más heridos de la historia. Si apuntamos el accidente último de automóvil, podemos decir que siempre se ha vestido de sangre y azabache. La indecencia se ha cebado con el torero y mucho más con el hombre. El chapapote diabólico del cotilleo carroñero no puede enterrar la verdad de una vida sacrificada, en lucha continúa por resurgir a tantas agresiones sufridas en lo largo de toda su vida. Ortega Cano mantiene intacto su arte triunfador, el cariño de todos sus amigos y el respeto de las personas que le conocen y admiran por ser espléndido como personal y profesional intachable.”
Del artículo de Aquilino Sánchez Nodal, publicado en el blog “Del toro al infinito”