Revista Psicología

“No puedo tragar”: la fagofobia

Por Somospsico

“No puedo tragar”: la fagofobiaAunque parece estar de moda el poner nombre a la infinidad de fobias que podemos llegar a tener los humanos, la gran mayoría de ellas son muy específicas y no afectan demasiado a nuestra vida diaria. Baste con mencionar los casos de alliumfobia (miedo al ajo), metrofobia (miedo a la poesía) o siderofobia (miedo a las estrellas).

Sin embargo, existe un miedo quizá no tan irracional que también adquiere la categoría de fobia y que llega a dificultar gravemente la vida de las personas que la padecen: la fagofobia. En ella, a la persona le resulta tremendamente complicado tragar, sobre todo alimentos sólidos, hasta el punto de que en los casos más graves llega a presentarse desnutrición.

Las sensaciones que los fagofóbicos suelen referir son las de tener la garganta demasiado estrecha y obstruida, aún a pesar de las pertinentes pruebas médicas que confirman que todo funciona correctamente. Aún así, estas personas aseguran que la comida no podrá pasar por ahí y sufren verdadero terror ante la posibilidad de atragantarse.

Las estrategias que utilizan para sobrellevar esta situación suelen ir desde masticar decenas de veces el alimento antes de intentar tragarlo hasta renunciar completamente a comer y optar únicamente por sustancias líquidas, las cuales también conllevan dificultad.

¿Por qué ocurre esto? Hay varias razones que podrían explicarlo, de entre las cuales la que quizá cuente con un mayor apoyo es la de haber tenido una experiencia desagradable de atragantamiento anterior que haya producido condicionamiento y generalización, es decir, se ha asociado muy fuertemente el tragar con la asfixia del momento y se ha propagado el miedo a todas las demás comidas además de la accidentada.

Otras posturas hablan de posibles orígenes psíquicos derivados de una personalidad incapaz de asumir y aceptar su responsabilidad en los problemas, culpando siempre a los demás y con dificultades para interiorizar aspectos de su vida.

Finalmente, en el caso de los más pequeños, se trata de un suceso más bien voluntario que de una verdadera fobia, de manera que se trataría de una estrategia de manipulación para conseguir algo de los demás

Sea cual sea el motivo, parece estar claro que se trata de un desorden psicológico en el que la ansiedad estaría jugando un papel fundamental, manteniendo el cuadro. De esta forma, la técnica ideal para combatirlo sería la ya comentada exposición, con la idea de que la persona afectada vaya enfrentándose poco a poco a su miedo y comprobar por ella misma que sus temores son realmente infundados.

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foto|Ambro


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